Todas las teclas del centro del campo del Alavés

Completa el puzle de la sala de máquinas albiazul Ianis Hagi, aunque el rumano ejerce de versátil verso libre, un jugador que se sale del molde de centrocampista para adaptarse a diferentes posiciones de ataque donde desplegar una calidad que aún está en proceso de adaptación al grupo y a la idea del entrenador.

Parece bastante claro que la piedra angular es Guevara. Es el que más pases da: 47,5 por partido, veinte más que Guridi (26,7), casi treinta más que Benavídez (18,6). El que más balones recupera: 8,5 por duelo, el doble que Blanco (4,2) y Benavídez (3,8). Tampoco hay dudas en que el rol guerrero corresponde al uruguayo, el que más entradas hace (2,8 por encuentro). El propio Luis García reconocía en una entrevista en ELCORREO que «quizá en el centro del campo nos falta un poco un jugador más físico» porque «solo está Carlos (Benavídez) en ese perfil» –puntualmente puede jugar ahí Sedlar, pero el serbio está asentado en el once como solvente central–.

El propio entrenador albiazul ha reconocido en varias ocasiones que, dentro de su esquema de cabecera (4-2-3-1), su idea inicial era retrasar a Guridi al eje, pero la configuración de la plantilla le ha llevado a volver a tirar del azpeitiarra en la mediapunta, donde ya jugó la temporada pasada. Hasta el derbi del viernes, cuando la suplencia del guipuzcoano fue la gran sorpresa del once albiazul.

El técnico esgrimió la baja por lesión de Blanco para justificarla, por aquello de tener en el banquillo un recambio para Guevara o Benavídez en función de las demandas del partido –Guridi entró en el 48 por el uruguayo, visiblemente cabreado por ser relevado nada más empezar la segunda parte–.

La apuesta inicial para enlazar con la delantera fue Hagi –primera titularidad–, un fino estilista que evidenció que aún necesita tiempo para integrarse en el engranaje del equipo. El juego albiazul echó de menos la intensidad y la presencia de Guridi, un jugador que, por su capacidad y despliegue físico, abarca mucho campo y supone un apoyo constante para todos sus compañeros de ataque. Lo mismo se acerca a Guevara en la construcción que llega al área en la finalización –con la definición como principal debe– o se asocia con los dos extremos.

Y para el técnico albiazul «la figura del mediopunta es fundamental, sobre todo en casa, porque si juegas con dos arriba te obliga a jugar muy directo». Y, por el momento, lo de jugar con dos delanteros es un recurso puntual que el madrileño ha utilizado en el tramo final de los tres partidos a domicilio, con el marcador en contra en todos los casos. Y con un denominador común, Guridi. Con solo dos centrocampistas se antoja fundamental esa capacidad del azpeitiarra para cubrir espacios y rellenar el hueco entre la media y la delantera.

Solo han sido 33 minutos de los 540 totales, el 6% del tiempo reglamentario. El resto se ha jugado con dos pivotes y ese mediopunta que necesita el plan de Luis García. Con una fórmula preferida, la que forman Guevara, Blanco y Guridi (42%). La alternativa es con Benavídez por el andaluz (34%); más física, pero el Alavés, sobre todo en Mendizorroza, quiere tener protagonismo con la pelota. «También puedes hacerlo a balón parado o un envío largo, pero para generar ocasiones tienes que crear juego y para eso tenemos que tener el balón en el centro del campo», argumenta Luis García.

Éstas son las teclas que está tocando el madrileño en el centro del campo albiazul, que parece haber encontrado sus alas en Álex Sola y Luis Rioja. Con el andaluz no había discusión: es uno de los principales estiletes del ataque alavesista, aunque debe exhibir más desequilibrio que en los dos últimos partidos.

El guipuzcoano ha zanjado en tres encuentros el debate sobre si es lateral o extremo: tiene desborde, filo ofensivo y velocidad para llegar a línea de fondo y se ha asentado como titular. Esta semana, con dos partidos en un margen de setenta horas, servirá de examen para el fondo de armario del conjunto vitoriano.