Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Jesús Owono (Bata, Guinea Ecuatorial; 23 años) es una de las almas del vestuario del Deportivo Alavés. El primero que salta para celebrar los goles y el que anima a los demás cuando falla el ánimo. El portero titular en el tramo final de Liga, ... con la permanencia ya lograda, vive su momento con una sonrisa. Un premio para el joven que «solo quería jugar a fútbol» con sus amigos cuando, con ocho años, aterrizó en Donostia desde su Guinea Ecuatorial natal siguiendo a su madre. Con dieciséis llegó a Vitoria para convertirse en «patatero de adopción» y un albiazul de sentimiento. Así que se despidió de Mendizorroza em la grada, como un hincha más.
- ¿Cómo tiene los brazos después de darle tanto al bombo?
- Están bien. Me fui al gimnasio a hacer un poco de fuerza para poder pegarle (sonríe).
- ¿Cuándo se le ocurre subir a la grada?
- Un día en la calle me encontré con un chico de Iraultza y él me dijo 'os tenéis que acercar más a la grada'. Le dije que me subía a pegar el bombo. Después del partido fui darle la camiseta a un niño que estaba ahí. Y se me acercó y me dijo, 'lo dijiste'. Y yo, para arriba. Es la primera vez que estaba en Iraultza. Espectacular.
- Es innegable que usted conecta a las mil maravillas con Mendizorroza.
- Sí. Siento mucho el Alavés. Y ver a toda esa gente ahí, apoyándonos, gritando... Muchos pasando frío, pero siguen. Es inigualable. Lo siento muchísimo.
- Albiazul se nace… y en su caso, se hace.
- Sí. Siempre digo que soy patatero de adopción y orgulloso de serlo. Los valores que he aprendido aquí como la disciplina, el trabajo, el sacrificio... creo que son parte fundamental de mi vida y es gracias al Alavés.
- Nacido en Bata, criado en Donostia y curtido en Vitoria. Ha hecho un buen camino.
- Sí, no paro. Siempre he querido estar donde estaba mi familia. Mi madre se vino muy joven a Donostia. Tenía claro que quería estar donde estuviera ella. Luego ya a los dieciséis digo 'me voy, mamá, lo siento, pero tengo que hacer mi vida' (ríe). Decidí venirme para aquí y creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Gracias a ella también, porque fue la que me empujó.
- ¿Cómo fue?
- Estaba en Zubieta muy bien, muy a gusto. Pero veía que para seguir dando pasos tenía que salir de casa. Me iba a venir muy bien a nivel personal y a nivel de fútbol por empezar a verme en una dinámica mucho más profesional. Fue mi madre la que me dijo, 'hijo, hay que dar el paso y hay que atreverse'. Las oportunidades vienen una vez y hay que cogerlas.
- ¿Se imaginaba ese joven ecuatoguineano que sería futbolista de Primera?
- Cuando llegué a España solo quería jugar a fútbol con mis colegas y pasármelo bien. En el momento en el que llego a Zubieta me empiezo a poner esa meta. Pero poder decirlo a día de hoy es… uf, increíble. Estoy cumpliendo el sueño del 99,9% de los niños y lo estoy disfrutando como uno más.
- Ahora es referente de muchos niños que quieren ser como usted. ¿Una responsabilidad?
- Tengo suerte de ser el mayor de cinco hermanos. Desde muy pequeño se me ha inculcado aquello de 'has de ser un ejemplo para tus hermanos, has de abrirles el camino, has de guiarles...' No me resulta difícil luego aplicarlo en mi día a día o con mis compañeros. Si veo a alguno que está un poco más bajito siempre me acerco. Trato de ser el mejor compañero que puedo.
- ¿La familia es muy importante para usted?
- Es lo primero. Juego a fútbol por mi familia y, a día de hoy, soy capaz de poder ayudar a mis padres y a mis hermanos en todo lo que necesiten. Eso es un orgullo. Mi sueño es un día poder coger y decir, 'papá, mamá, dejad de trabajar, veniros a vivir todos a una casa familiar y que estemos todos juntos'.
- Ellos han metido muchas horas viéndole entrenar y jugar, ¿no?
- Sí, ya no solo aquí en Ibaia o en Mendi. Todos los torneos de alevín, benjamín... Con la Real me siguieron hasta Arona (Tenerife). Y fueron a Granada en coche a verme jugar. Se merecen todo.
- Ahora le pueden ver en Mendizorroza.
- Por suerte. Ahí están bien acurrucaditos con nuestra afición. Me dicen, 'no se pasa tanto frío, te sumas al ambiente y la verdad es que muy bien'. Y mi madre siempre me dice 'yo soy el talismán, todos los partidos que he ido a Mendi, menos uno, no hemos perdido. Y yo, 'pues ven más, mamá. Ven a todos los que puedas' (ríe).
- Luis García tenía claro que lo jugaría todo una vez lograda la permanencia. ¿Qué significa para usted esa confianza?
- Ya se ha visto. Los partidos que he tenido en Copa, el año pasado en Albacete... ya me demostró que confiaba plenamente en mí. Me he ido a la Copa África y aun así me ha seguido demostrando que cree en mí. Que haya esperado a este momento para poder darme el premio... Me alegro mucho y estoy agradecido al míster y al equipo, porque al final si no es por ellos no estoy en esta situación de jugar y disfrutar.
- El míster acaba de renovar. ¿Contentos?
- Claro. Es uno de los mayores artífices de lo que hemos conseguido. El día a día con ellos es muy fácil. Son gente cercana, trabajadores. Comparten muchos valores de este club. Para mí, que soy de la casa, poder seguir disfrutando con ellos es lo máximo.
- ¿Había miedo en el vestuario de que no siguiera?
- Nunca lo sabes. Estábamos al día a día, a entrenar, disfrutar de lo que teníamos y si seguía, a celebrar. Y si no, a agradecer todo lo que ha hecho por el club.
- Usted tiene contrato hasta 2026. Un futuro en albiazul.
- Yo de momento estoy aquí, en mi casa, disfrutando de un año más en Primera y a ver si son muchos más.
- Parece que lleva bien la suplencia, aunque no tiene que ser fácil, ¿no?
- Soy consciente de que el rol que me toca ahora mismo es el que es y no por eso deja de ser importante. Sivera ha demostrado estar a un nivel excepcional. Es muy complicado que cuando alguien está así lo saquen. Lo único que puedo hacer es trabajar todos los días para disfrutar estos momentos y demostrarme a mí mismo que también puedo estar a la altura. Luego me toca esperar, ponérselo lo más difícil que pueda al míster y eso va a hacer que también Sivera esté al nivel que está.
- ¿Cómo de importante es que los porteros se lleven bien?
- Parece que es la mayor rivalidad que existe porque al final solo juega uno, pero tenemos nuestro pequeño equipo dentro del equipo y nos apoyamos. Cuando veo una situación en la que Sivera no lo está pasando bien, soy el primero en ir porque al final compartimos ese sentimiento. Lo único que me sale es tratar de ayudarle. Es muy fácil porque somos los que mejor nos entendemos.
- El día de la despedida en Mendizorroza le dedicó buenas palabras a Sivera. La gente empezó a corearle.
- Pero es que, ¿cómo no le vamos a corear? Ha sido una pieza fundamental de lo que hemos conseguido porque nos ha mantenido en muchos partidos. Nos ha dado muchísimos puntos. Lo menos que podemos hacer es aplaudirle y cantarle porque se merece toda la gloria que le estamos dando ahora mismo.
- ¿Dónde queda eso que se dice mucho de que los porteros están locos?
- (Ríe) Pues ya me has visto hace un momento tirándome ahí al palo para hacerme una foto (la que ilustra la entrevista). Cada vez se ven porteros mucho más tranquilos y pacientes. No hacemos tanto el loco, pero dentro de eso tienes que estar loco para ponerte delante de un tío que te va a reventar y te puede dar en la cara.
- Una vocación.
- Sí, la verdad que sí. Y es complicado, pero mola.
- Ahora cierra el curso en Las Palmas, como el año pasado. Pero ahí acaban los parecidos. Casi pueden disfrutar del sol y la playa...
- Eso de disfrutar del sol y la playa no lo comparto. Si voy a pisar un campo de fútbol es para intentar ganar. Esa es la mentalidad con la que tenemos que ir. Hemos hecho un año espectacular y hay que despedirlo de la mejor forma, ganando. Además, teniendo el aliciente de que el año pasado ahí fue donde nos quedábamos a las puertas del ascenso directo.
- ¿Cómo se explica un año tan bueno del equipo?
- Es eso, equipo. Es lo que han hecho las personas que integran el Alavés, lo que ha hecho que estemos donde estemos. Vivir con personas que te hacen las cosas mucho más fáciles todos los días. Tener un buen ambiente, todos con disposición de ayudar, cerca de la gente... Cuando te encuentras en situaciones adversas en el campo ese gen humano es el que sale y te ayuda a darle la vuelta.
- ¿Veían ese potencial en verano?
- Desde un primer momento sabíamos de la capacidad de este equipo. Ess cierto que vienes a jugar a Primera contra jugadores de máximo nivel, pero si estás ahí es por algo. Después de lo mucho que sufrimos para llegar creo que el fútbol nos debía una. Y ya no solo el fútbol, nosotros mismos nos debíamos una y así se ha demostrado.
- Debutó con el primer equipo hace dos años, el curso del descenso. Parece que desde entonces ha cambiado todo.
- De ahí quedamos muy pocos. Creo que el año pasado volvimos a recuperar la ilusión, la gente volvía a estar enchufadísima con nosotros. Eso hizo mucho. Y este año con más ganas de volver a estar aquí, de dejar al Alavés donde se merece. Se ha traducido en alegrías y, como dijo el míster, esto es el principio. Vamos a ir a por más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.