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Los golpes sobre la mampara de metacrilato que delimitaba a los 300 aficionados del Alavés desplazados a Montilivi marcaban el ritmo de juego del Alavés. ... Pum, pum, pum. Así latían los corazones albiazules en la celebración del gol de Carlos Vicente, en los instantes de después y en la celebración del final. Para el recuerdo. El éxtasis de la adrenalina, como el de la noche de Ibai en ese mismo estadio. Esta vez fue menos agónico. Era el minuto 62. Pero tres minutos antes, solo se escuchaban los 'uy' de los seguidores gerundenses. El manotazo lo dio Sivera para combatir el pesimismo. Van de Beek no pudo ajustar más su disparo. A la cepa del palo no es una exageración literaria. El portero tuvo que hacer una estirada extraordinaria, a mano cambiada, que mantuvo a flote a los de Coudet.
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— LALIGA (@LaLiga) April 5, 2025
a intervención sirvió de claro punto de inflexión. El Alavés fue consciente del riesgo que suponía verse por debajo ante un equipo bloqueado de cara a puerta y se dinamizó en un partido más esforzado que bien jugado. Los dos equipos son polos opuestos. Los catalanes defienden mejor con el balón. A los vitorianos se les enciende un testigo en el salpicadero cuando combinan en su propio campo. Estilos opuestos. El gol dio por bueno el de los babazorros.
Marcó el Alavés de la forma que el Girona jamás lo hará. Saque de puerta largo de Sivera, pelea de Kike García, Carlos Vicente gana la segunda jugada y hace una pared con Guridi, de cabeza. La recepción del maño es medio gol. Orienta el control a la carrera y deja atrás a Krejci. La definición, la otra mitad, cruzada al otro palo, favorecida por un Gazzaniga que se mantuvo casi sobre la línea, con todos los ángulos descubiertos. El duelo de porteros tuvo el mismo resultado que el de los equipos.
Los goles son alegría y el Girona parece que la aglutinó toda el curso pasado. En un estadio poco intimidador, atemorizado por el declive gironí, el Alavés sumó su primera portería a cero del curso a domicilio (Betis,Las Palmas,Mallorca y Villarreal en Mendizorroza). No sin algo algo de fortuna, después de que Portu (84') le ganara la partida a Abqar, de nuevo en otra mala acción defensiva, y Danjuma no atinara en el remate en la única jugada clara para empatar. El resto, mérito de Sivera, prodigioso en la segunda mitad y en toda la campaña, la octava en Vitoria.
En el 50', evitó la ocasión de Abel Ruiz. El ariete recibió un pase perfecto a la espalda de Manu Sánchez, pero controló largo y el valenciano estuvo rápido en la salida. Instantes más tarde, respondió a la perfección a la triangulación del Girona por banda izquierda. Ahí cambió el partido. Luego llegó el gol, pero lo mejor del Alavés fue que supo gestionar la ventaja mejor que otros días, no se metió atrás con los cambios y celebró una victoria revitalizante.
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