Alavés 1-0 Rayo

Santificado sea Sivera

Jesús Owono fue el primero en correr a abrazarle cuando terminó el partido. Enseguida le siguieron todos sus compañeros, conscientes de que el guardameta alicantino había sido decisivo en tan importante resultado. También la grada, que coreó repetidamente el nombre del cancerbero que está haciendo olvidar a San Fernando Pacheco. Y no era fácil. Santificado sea también Sivera por el alavesismo, que ha dejado atrás viejas dudas para entregarse a un portero que está dando puntos.

Lo hizo ante el Betis, fue fundamental contra el Mallorca, hizo un paradón clave ante el Valencia en casa... Muchos ejemplos. El último, el prodigio ante Isi, le corona ante la parroquia vitoriana en su partido cien con la camiseta albiazul. «Estoy muy agradecido al Deportivo Alavés, ojalá sean cien más», afirmó tras el partido en los micrófonos de la Liga tras su séptima portería a cero en el presente campeonato.

«Siempre pensé que algún día llegaría mi momento», dijo el guardameta alicantino cuando renovó su contrato con el club albiazul hasta 2027. Después de cinco años a la sombra de Pacheco, infructuosa cesión al Almería incluido, ese momento ha llegado. En Mendizorroza ya nadie se atreve a discutir la figura de Sivera, una pieza importante en el ascenso que ya se ha doctorado en Primera División.

La suya ha sido una historia de paciencia, mucha trabajo en la sombra y confianza en sí mismo. El prometedor guardameta que fue distinguido como mejor portero joven de España en el Fútbol Draft de 2016, por encima de Unai Simón y Soriano, ya se ha ganado un hueco en la elite. Por el camino más largo. Porque su llegada parecía más sencilla cuando en la cantera del Valencia debutó en Segunda B con solo 17 años o se proclamó campeón de Europa sub'21 como titular de la selección española por delante del propio cancerbero alavés.

Le costó afianzarse. Con el extremeño por delante y a gran nivel, su papel en Vitoria se limitaba a ser el portero de la Copa. Cinco años en el banquillo en Primera División: es el futbolista que más veces ha sido suplente en toda la historia del club babazorro (160). Y ese estéril préstamo a Segunda con el Almería no hizo sino alimentar unas dudas que le siguieron salpicando incluso cuando el Deportivo Alavés le entregó las llaves de su portal tras el descenso a Segunda y la consiguiente salida del guardameta pacense.

La entidad albiazul demostró plena seguridad en el alicantino cuando le confió su portería en el reto del ascenso. Tras un arranque irregular, fruto lógico de la falta de continuidad durante un lustro, Sivera se serenó, sujetó con fuerza la confianza que dan los minutos y se erigió en pieza fundamental del retorno a Primera. Por sus paradas y por la inolvidable protesta vehemente a Hernández Maeso que desembocó en el histórico penalti que marcó Asier Villalibre en el Ciutat de Valencia.

Ahora, con 27 años, seis y medio después de su llegada a Vitoria como uno de los porteros españoles más prometedores de su generación, Antonio Sivera ya es una realidad en la elite del fútbol nacional. Con la confianza por las nubes. La propia y la ajena, que es la que parecía negársele durante aquellos años en la sombra. Un portero de los que suma en la tabla, porque acciones como el paradón que le hizo a Isi en el descuento valen tanto como el gol de Gorosabel.