La película 'Evasión o victoria' (1981), de John Huston, cuenta la historia de un grupo de prisioneros aliados que, durante la Segunda Guerra Mundial, se enfrentan a un potente equipo alemán y aprovechan la euforia posterior a su triunfo para evadirse. El filme se hizo ... famoso porque, junto a actores profesionales, como Michael Caine o Sylvester Stallone, participaron futbolistas retirados, como Pelé o Bobby Moore. En la historia del Deportivo Alavés durante la Guerra Civil no sucedió nada semejante, pero sí que hubo un caso que recuerda en parte el argumento de esa película.
Su protagonista fue el guipuzcoano Marcial Arbiza Arruti (1914-1992), cuya historia refleja tanto el carácter represivo de la dictadura franquista, especialmente en su primera etapa, como las opciones de reintegración social. Arbiza no se había significado políticamente durante la Segunda República, pues llevaba tiempo viviendo en Francia. Tal y como ha estudiado J. I. Corcuera, aquí, además de trabajar en una acería, jugó en el Hautmon F. C., incluso mientras España se desangraba en una cruenta guerra civil. Cuando en 1939 comenzó la guerra mundial, Francia resultaba un lugar difícil para un extranjero, por lo que Arbiza decidió regresar a España.
Parecía que podía fichar por la Real Sociedad, pero finalmente recaló en el Real Unión de Irún, donde no llegó a disputar encuentros oficiales. Sin embargo, enseguida fue detenido por no haber vuelto antes, aplicando una norma franquista que consideraba delito quedarse en el extranjero durante la Guerra Civil, especialmente si se estaba en edad militar. Arbiza, que para entonces estaba casado y tenía dos hijos, fue internado en el campo de concentración o de prisioneros de Miranda de Ebro, siendo adscrito a un Batallón de Trabajadores.
En estas circunstancias tan difíciles, el fútbol –en concreto, el Deportivo Alavés– acudió en ayuda de Marcial Arbiza. Como Miranda está muy cerca de Vitoria, enseguida llegó aquí la noticia de que el delantero guipuzcoano estaba preso y fue contactado por Patxi Gamborena, el entrenador albiazul, con quien había coincidido algunos veranos en Irún antes de la guerra. El hecho de que varios directivos alavesistas, como Luis Molina o Luis Fernández de Pinedo, fueran militares, también ayudó y el Alavés consiguió que los mandos del campo permitieran su incorporación a la disciplina del equipo en la temporada 1940-1941.
Para evitar problemas, el jugador aparecía en las alineaciones con su segundo apellido (Arruti), pero lo cierto es que no se ocultaba su identidad, tal y como demuestra que 'Pensamiento Alavés' hablara en abril de 1941 de «la actual valía de Marcial Arbiza Arruti». Ya en 1945, el mismo diario de Vitoria destacaba que «Arbiza, es decir, Arruti (…) dejó aquí muchas amistades».
Excepcional rendimiento
El delantero guipuzcoano marcó 58 goles en 7 partidos. Ello hizo que el Real Madrid se fijara en él, fichándolo en marzo de 1941 para disputar la Copa, sin concluir la temporada
Así lo contaba el propio Arbiza mucho más tarde: «Gamborena se portó de maravilla porque, al enterarse de mi situación, se presentó en Miranda, acompañado de dos directivos del Alavés, los comandantes Molina y Pinedo. Para mí todo cambió de inmediato porque, si bien seguía en el Batallón, me dejaban salir cuando quería. Hasta iba en taxi a los entrenamientos, todo un lujo en esos tiempos (…). Sólo faltaba que algún alto mando conectase al Marcial Arbiza que goleaba los domingos con el del Batallón mirandés y se liara. Así que para prensa y aficionados era Arruti. Salía del campo de concentración, jugaba, y volvía al campo».
El Deportivo Alavés disputó ese año primero el Campeonato Regional de Guipúzcoa y luego la Liga de Tercera, logrando el ascenso a Segunda. Fue una temporada «grandiosa» y Arbiza fue una pieza clave. Con una actuación extraordinaria, marcó la increíble cifra de 58 goles en solo 17 partidos. Ello hizo que el Real Madrid se fijara en él, fichándolo en marzo de 1941 para disputar la Copa, sin concluir la temporada.
Superada su etapa en prisión, Marcial Arbiza rehizo su vida con normalidad, jugando en el Madrid, en la Real Sociedad y en el Real Unión, antes de retirarse definitivamente del fútbol.
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