Alavés-Granada
Una tragicomedia en MendizorrozaTensión ·
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Alavés-Granada
Una tragicomedia en MendizorrozaTensión ·
Un partido para olvidar en lo futbolístico, pero para recordar en intensidad, actitud e incertidumbreMendizorroza a reventar, una afición entregada y un partido con más del otro fútbol que del bueno. Una obra a la que le no faltó de nada para considerarse tragicomedia. Rifirrafes, protestas y simulaciones tipo croqueta por doquier, expulsiones, pérdidas de tiempo sin rubor del ... Granada, un penalti acertado y otro fallado, lesiones, errores groseros, un debutante Panichelli, un arbitraje cuestionado por ambos bandos, un entrenador rival quejándose de la sobreexcitación de los nuestros y nuestro míster como nunca, poco locuaz y cabizbajo. Una afición empujando como si de una final se tratara. Una luna del autobús rota en un recibimiento de Champions. Un partido para olvidar en la parte futbolístico-estética, pero para recordar en intensidad, actitud e incertidumbre.
Al equipo no se le pude reprochar actitud. Aunque los excesos tampoco son buenos, prefiero ver al equipo así, que no vaya a ser que por controlar tanto las emociones no controles nada. Según las estadísticas, tuvimos más dominio territorial y de posesión. O sea, que jugamos más tiempo en campo rival que en el propio, lo que indica bastante de actitud ofensiva. Por cierto, más posesión, pero llena de interrupciones que lo afean todo.
Lógico, si vemos que se impuso más el otro fútbol, haciendo que las trifulcas, protestas y simulaciones fueran la tónica general. Todos eso que hace a este juego antideportivo, antiestético y poco edificante. Entre otras cosas, porque la continuidad del juego ofensivo es imprescindible para hacerlo atractivo.
Aunque luego la incertidumbre, la emoción, el interés por el resultado y el sentido de pertenencia hace que el fútbol siga siendo interesante. Y lo pudimos comprobar y sufrir como ningún otro día. Y no entiendo que nadie se queje de interrupciones tan evidentes donde no hace falta prestar mucha atención al juego ni saber matemáticas para ver que no salen las cuentas con los dos minutos que añadió el colegiado en el primer tiempo y los seis en el segundo.
Solamente con lo que se perdió en los penaltis fueron más de ocho, en las expulsiones más de cuatro y sin contar las trifulcas, líos y demás asuntos que sumaron más de cinco. Más las consabidas interrupciones de entre 10 y 30 segundos. Más de 40 minutos de no fútbol. Por lo visto, es más fácil criticar al VAR.
Hay que decir que los responsables de que ocurra esto no son los jugadores, el entrenador, los planteamientos ni siquiera el árbitro o las instituciones futbolísticas. No señores, el responsable es el reglamento. Y el reglamento somos todos porque todos aceptamos sumisamente que tocarlo supondría una herejía imperdonable. A ver quién es el valiente que se atreve a nada viendo el conservadurismo del fútbol y su entorno.
Empezando por las instituciones futbolísticas, entrenadores, aficionados y, por supuesto, los que más condicionan la opinión condenando o consintiendo revoluciones, los medios de comunicación. Hay fórmulas nada revolucionarias que tan mal suenan en un mundo tan conservador que aliviarían el problema. Pero cualquiera dice nada.
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