Empezamos como terminamos en la previa del encuentro contra el Betis, con aquello de que merecer depende de uno, pero ganar depende de muchas más cosas que se nos escapan de control. En este último partido contra el Betis me ha pasado como en otros ... anteriores, que he tenido mejores sensaciones y más ocasiones que goles. Evidentemente, ya que sin ocasiones no puede haber goles. Bueno, perdón, que esto es fútbol y en el fútbol muchas veces se meten goles sin ocasiones, sin tirar a puerta o sin pasar de medio campo.
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Y creo que este parón competitivo de esta semana nos va a venir bien para limpiar de la memoria emocional esa sensación de impotencia que se puede ir instalando en el vestuario, dado que el fútbol no está siendo justo con el Alavés. Poder olvidar que, esas circunstancias fortuitas como el no acierto de cara a gol, los arbitrajes, las circunstancias casuales propias del juego que no están cayendo de nuestro lado, y esperar que a partir del parón cambie la tendencia. Ya que no hay peor cosa para el discurso de un entrenador tanto en el vestuario como para el entorno que jugar bien y perder o al menos no recibir lo merecido. Ya que a corto-medio plazo ese discurso se va gastando y perdiendo credibilidad ya que termina siendo muy repetitivo, sonando más a excusa que a autocrítica.
Hay que tener en cuenta que en este juego un equipo puede realizar mil acciones buenas y perfectamente ejecutadas pero intrascendentes y un par de malas pero decisivas y perder un partido contra un rival que ha realizado quinientas malas e intrascendentes y dos buenas pero decisivas. Y en las áreas casi todas las acciones son transcendentes y decisivas, y muy caprichosas. Y si se encadenan en varios partidos en el mismo sentido, es cuando aparecen las misteriosas dinámicas. Por lo tanto, a partir del parón, borrón y cuenta nueva y que el tuerto que nos ha estado mirando ahora que le mire a otro.
No puedo terminar sin hacer alusión a esos incidentes que se dieron el domingo por las calles de Vitoria por unos impresentables que se dicen aficionados a no sé qué, porque al fútbol no pueden ser. Para mí esto es un problema social que le rebota directamente al fútbol. Es muy fácil ampararse en la masa y por ese instinto enfermizo de pertenencia a un grupo, identificados con banderas, escudos o símbolos donde ven a los demás como enemigos es muy peligroso. Por eso me canso de decir que el fútbol es más que fútbol. Dada su gran repercusión mediática y social debemos ser muy cuidadosos y ejemplares en todos los aspectos tanto dentro como fuera del campo. Porque si no, seremos los culpables de todos los males del mundo.
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Y si no, comprueben y comparen. Este fin de semana se ha corrido la F-1 en Qatar. Sí, donde se jugó el Mundial de fútbol y que tan vergonzoso fue para la humanidad. Pues ahí se han celebrado y se siguen celebrando sin rubor alguno mundiales de motos y de otros deportes, torneos de tenis de primer nivel, campeonatos de golf de prestigio, carreras ciclistas profesionales, etcétera. ¿Y ustedes han escuchado alguna crítica al respecto? Cuánta hipocresía.
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