Alavés 0-2 Athletic

Cuando se pierde con amigos se pierde menos

Es una pena que no podamos ser todos felices. Pero, de cualquier manera, en el derbi del viernes creo que en parte ganamos un poco todos. Visto el ambiente vivido en Mendizorroza, compensa en parte la decepción de la derrota. Y si además la afición del Athletic aportó, como era de esperar, su parte a la convivencia para tener la fiesta en paz, creo que es para estar todos satisfechos. Porque hay que recordarles a algunos que se puede perder el partido y no pasa nada. Lo que no se puede perder nunca son las formas. Y además, con la que está cayendo, falta tenemos los futboleros de que definitivamente terminen echándonos la culpa de todos los males del mundo.

Volviendo a la derrota del viernes, hay que decir que es una derrota sin excusas, atenuantes, ni paliativo alguno. Derrota merecida sin más. Aunque yo he querido buscar alguna excusa y he encontrado tres: el Athletic, el calendario y la mala suerte de pillarles en un momento dulce. Es posible que en otro momento de la temporada lo hubiéramos tenido más fácil, ya que no creo que este óptimo estado de forma lo mantengan durante toda la temporada. Por lo tanto, eso de que los calendarios son iguales para todos no es del todo cierto. Puedes tener la buena o mala suerte de pillar a los rivales en momentos, circunstancias o estados de forma que, dado el orden en el calendario, te favorezcan o no por pillarlos con la flecha hacía arriba o al revés. Y es evidente que este Athletic lo hemos pillado con la flecha mirando hacia arriba. Mala suerte.

Y encima nosotros se lo pusimos muy fácil. Por nuestra parte habrá que decir aquello de borrón y cuenta nueva. Porque eso de que en el fútbol de los errores se aprende no es del todo cierto. Ya que no hay un error igual que otro y cada día es una historia diferente. No se trata tanto de perder mucho tiempo en corregir los errores del último partido, ya que el próximo será otra historia y otros errores. Se trata más de corregir conceptos, situaciones o circunstancias generales más que acciones o errores concretos. Y si tuviera que corregir algo, porque creo que condicionó mucho el rendimiento del viernes, fue la precipitación o la falta de pausa. Algo que generó continuas imprecisiones en los pases y, por lo tanto, la imposibilidad de poder dar más continuidad a las jugadas a cada posesión. Y claro, con tantas imprecisiones y perdiendo tantos pases, muchos de ellos no forzados, no existe en el mundo planteamiento, sistema o idea de juego que se sostenga.