Permiso para arriesgar
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Si no es por fútbol que al menos sea por empuje, actitud, fe, intensidad y correr másAunque parezca una incongruencia, debemos aprovechar la ventaja que nos concede el privilegio de no ser favoritos. El hecho de jugar en un campo con todos los condicionantes en contra y de no valernos el empate al final de la prórroga son argumentos suficientes como ... para no tener ninguna duda al respecto. Porque los que sí van a tener dudas son los del Levante. Ya que a veces disponer más cosas o más alternativas no beneficia la toma de decisiones pues la incertidumbre genera desconfianza.
Nosotros, sin tener que ser unos kamikazes, podemos ser lo suficientemente atrevidos como para plantear un partido valiente. Claro que algunos dirán que los cementerios están llenos de valientes. Otros, que el que no arriesga no gana. Y a estos les echarán en cara que ellos solo cuentan los que han ganado arriesgando, pero no cuentan los muchísimos que haciendo lo mismo no han ganado nada.
En este caso, al menos yo nunca me perdonaría que, después de llegar hasta aquí y teniendo mucho más que ganar que de perder, no arriesguemos. Entre otras cosas porque desde lo anímico esta situación genera más ilusión, atrevimiento y confianza por ganar que lo que supondría el miedo a perder pensando en una hipotética y traumática derrota, ya que en este caso está relativamente asumida.
Y si no es por fútbol que al menos sea por empuje, actitud, fe, intensidad, por correr más, en definitiva, por todos eso valores competitivos que, aunque no ganan por sí solos los partidos, sí ayudan mucho a hacerlo. Claro, ahora la pregunta es: ¿Y qué es ir a por todas?
Unos dicen que lo primero es portería a cero, que siempre aparecerá alguna oportunidad. Claro, eso es como querer jugar a la lotería y que con pocos números nos toque el gordo. Otros plantearían un partido parecido al día de Las Palmas, o sea, 'segurolas' atrás y conservadores en medio campo y según las circunstancias y a medida que pase el tiempo, ir a por todas. Claro que, haciendo la oración por pasiva, si aplicamos eso de lo que funciona no se toca, ¿cuándo no funciona? También se oye que lo importante es poder nadar y guardar la ropa, esto es, ir al ataque pero con mucho cuidado. Como querer correr con el freno de mano echado.
No sé quién dijo que «la sabiduría terrenal enseña que es mejor que una reputación se hunda convencionalmente que no que tenga éxito por una vía peculiar». O sea, que en el fútbol está mejor visto equivocarse según lo establecido no vaya a ser que, a pesar de tomar una decisión correcta, no convencional y atrevida, aquello acabe mal. Sería algo imperdonable según la mayoría. Pues yo sí le perdonaría a Luis García que, si no se gana, que sea a pesar de haber sido atrevidos, descarados y ambiciosos, porque para eso siempre hay permiso y siempre hay perdón. Y no voy a decir aquello que afirmó una vez Johan Cruyff: «Si yo hubiera querido que me entiendas, me habría explicado mejor» porque en este caso está muy claro que «el que no arriesga no gana».
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