El inicio de un duro final para el Alavés

Y no nos podemos agarrar a las sensaciones que trasmite el equipo de seguridad, solidez, regularidad, ya que todos los equipos del mundo pasan por esos dos o tres partidos malos donde pierdes porque no te sale nada, incluso a pesar de haber sido infinitamente superior. Y me temo que esas estadísticas no las hemos gastado. A veces es más importante acertar con los dos o tres partidos claves o decisivos que mantener una excelente regularidad.

Y como ejemplo esos dos casos opuestos de la pasada campaña, el Girona y Eibar. El Girona se cuela a última hora en los play off como sexto y asciende. Todo lo contrario que el Eibar, toda la temporada en ascenso directo y un par de derrotas definitivas al final le dejan con la miel en los labios –tercero con la friolera de 80 puntos, una cifra altísima que este curso únicamente tienen a su alcance armeros y albiazules, eso sí, con un pleno de puntos en las últimas cinco jornadas–.

De la victoria contra el Leganés yo diría que es de los partidos con más actitud ofensiva que le he visto al equipo. Aunque le costase bastante más que alguna otra victoria de la temporada. Entre otras cosas, la alineación ya apuntaba ser más ofensiva que otros días. Guridi en el centro de campo y Róber en la media punta ya daban bastantes indicios de por dónde podían ir los tiros ante el conjunto pepinero. Porque siempre he echado en falta en este equipo más atrevimiento y desparpajo ofensivo, para dar más continuidad a la circulación y madurar más la jugada.

Por cierto, viendo jugar a Róber siempre me hago la misma pregunta. ¿No es más fácil hacer correr, ser más riguroso y disciplinado tácticamente hablando a un futbolista con talento que hacer que tenga talento a uno que es disciplinado, contundente y esforzado? La voluntad, el esfuerzo y la disciplina se pueden exigir, pero el talento no. A veces parece que en el fútbol no pueden convivir talento, atrevimiento, desparpajo y creatividad con disciplina, equilibrio, rigor, esfuerzo o contundencia. Decía Borges: «El fútbol es orden y aventura». Y Diego el Cigala decía: «Es posible amar a dos personas a la vez y no volverse loco». Yo creo que en el punto medio está la razón, porque si hay mucho orden el juego es plano y si hay mucha aventura puede ser todo anarquía, riesgo y azar.

Y no puedo terminar este artículo sin hacer un comentario sobre esta jornada tan agridulce que hemos vivido en el fútbol alavés y alavesista. Dulce por las victorias del Glorioso y del Aficionados y por el trascendente triunfo de las Gloriosas, vital para pelear por la salvación. Pero no podemos decir lo mismo con la confirmación del descenso a Regional del San Ignacio y el Aurrera. Dos clubes muy importantes para el fútbol alavés y para los futbolistas locales. Dos equipos con denominación de origen. ¡Una pena!