Por favor, que no ganemos la posesión

Como dijo en aquella mítica frase Belauste, jugador de los años 20: «¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!». Bueno, lo de arrollar en este caso no es fácil ni incluso recomendable, porque no debemos confundir valentía con necesidad. Si vamos a ser valientes porque necesitamos ir a por todas y a la desesperada, mal asunto. Si hiciésemos una encuesta para saber cómo plantearíamos este partido, seguramente no nos pondríamos de acuerdo casi nadie.

Dicen que en las finales no vale para nada los merecimientos ni el juego mostrado ni los valores ni la actitud; las finales se ganan y punto. Bueno, habría que matizar mucho eso. Entre otras cosas porque ¿eso cómo se hace?

Primero habrá que controlar las emociones. Lo peor que puede pasar es que el equipo esté pensando más en el resultado y sus consecuencias que en la tarea. No hay en el mundo cosa peor para rendir o realizar bien una tarea como el fútbol, donde se necesita de creatividad, precisión, intuición, atrevimiento, además de esfuerzo, que estar pensando en lo que te puede pasar si pierdes. El agarrotamiento mental y físico está garantizado.

A partir de ahí sabemos que Las Palmas no va a renunciar a su estilo, la posesión, y seguirá siendo fiel pase lo que pase. Yo creo que en esta categoría hay dos equipos que imponen su estilo, Las Palmas y Andorra; los demás hacemos lo que podemos en función de las circunstancias. Por lo tanto, ya sabemos mucho, y sabiendo eso, por favor, que no les ganemos en la posesión porque sería una malísima señal. Malísima ya que eso indicaría que no vamos ganando y que habremos tenido que quemar todas las naves tirando de todo tipo de alternativas y recursos tácticos, independientemente de que sean o no nuestras mejores virtudes, peores defectos o nuestro estilo. Si pasan los minutos y queremos ganar, habrá que hacer algo con el balón porque al menos yo no sé cómo se hace lo de meter goles sin balón. Insisto, por favor, que no ganemos en posesión.

Creo que de inicio este partido va a ser calcado al de la ida en Mendizorroza, aunque a medida que pase el tiempo y las circunstancias, cambiarán mucho las cosas. También creo que nosotros somos el problema y la solución. Porque con ese planteamiento nos llega para un empate, ya que lo de conseguir mucho con poco no es fácil. Para ganar habrá que hacer algo más que esperar.

Aunque yo me agarro a lo que dice Bernardino de Rebolledo: «No sabe más el que más cosas sabe, sino el que sabe las que más importan». Tal vez Las Palmas sabe hacer más cosas, pero igual nosotros sabemos hacer mejor las más importantes.