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Independientemente de errores, situaciones y circunstancias puntuales que se dieron en la derrota en Cádiz, a mí personalmente el equipo y su idea o intenciones de juego me generaron cierto optimismo. Vimos un equipo atrevido con balón, aunque evidentemente se comprobó que le falta confianza ... y fluidez en la elaboración y, por lo tanto, profundidad. Y, como no podía ser de otra forma, la actitud competitiva fue incuestionable.
Y sigo defendiendo esa idea del padre de la metodología de la periodización táctica, Víctor Frade, que dice que «la pretemporada vale solo para preparar el primer partido». Y así pudimos comprobar en el Nuevo Mirandilla que se tuvo que recurrir a un sistema o formación que, casi seguro, a lo largo de la temporada será una alternativa. Lo mismo que la alineación y sus posicionamientos, que no dejaron de ser una solución de urgencia, hasta que escampe este chaparrón que se llama cierre de mercado.
Lógico que estas circunstancias sea difícil ver al equipo con una empatía táctica que genere armonía y dinamismo al juego, o al menos cierta seguridad o confianza en lo que se plantea. Muy importante hablar todos el mismo idioma táctico para leer e interpretar con confianza ese lenguaje táctico y corporal en el que los gestos, posturas, movimientos o situaciones en el campo expresan más información que el propio lenguaje hablado. Claro, para eso sí se necesita una pretemporada y mucho más, porque esa empatía táctica solo se consigue desde la convivencia y el hábito.
En los análisis posteriores nos gusta sacar conclusiones como hizo nuestro míster, asociando errores o rendimientos a aspectos fáciles de entender por todo el mundo, y evitar meterse en profundidades futbolísticas. Por ejemplo, relacionar fallos con el momento de la temporada, la falta de experiencia de algunos jugadores, los estados de forma. A ver, los errores en pretemporada o al principio del curso son los mismos que al final y los mismos en Champions que en juveniles; la diferencia es que hay menos errores y menos groseros.
Y, si no, repasen los resúmenes de los goles de cada jornada y a ver si aciertan de qué categoría es el error. La progresión, correcciones o mejora en el fútbol no funciona como un proceso lineal donde un día corriges una cosa, el siguiente otra y así sucesivamente hasta la perfección. No señores, entre otras cosas porque la perfección en el fútbol no existe y porque al final de temporada seguiremos viendo errores parecidos a los del comienzo.
Esto es un proceso de progresión que funciona en sentido horizontal o transversal, donde se mejora en todo a la vez, porque todo influye en todo. Ya que es posible que ese error puntual puede ser la consecuencia de un par de secuencias del juego anteriores, donde sí hay que corregir, porque eso sí condiciona la acción que supuso el error. Y así pudimos ver en el gol encajado contra el Cádiz, que el error no estuvo tanto en la propia acción a balón parado, sino en la causa, que fueron las acciones anteriores que permitieron llegar hasta allí.
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