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Desde el monte del pico

Otro proyecto hecho añicos

El club acaba con Calleja meses después de renovarle por dos temporadas e incorpora a Mendilibar, que hereda una plantilla desequilibrada y necesitada con urgencia de refuerzos

Viernes, 24 de diciembre 2021

Noche de paz, noche de amor... pero antes mañana de sobresaltos, que no de sorpresas. Otro proyecto del Alavés hecho añicos.Con la necesidad de recoger los pequeños cristales que quedan sobre el césped (15 puntos en 18 partidos y posición de descenso) y unirlos ... en 2022 para tratar de reconstruir la ventana por la que se cuelan los malos presagios. Apenas unos meses después de que Javier Calleja, tras la heroicidad de la última permanencia, renovase por dos temporadas y se atisbase al fin una continuidad en el banquillo albiazul, la rueda vuelve a girar. Se suelta el eslabón más débil de una cadena que siempre acaba por asfixiar el cuello de los entrenadores. A esas alturas, en la sexta temporada consecutiva en Primera, es más fácil recordar la lista de los reyes godos que la de técnicos electrocutados por la corriente que atraviesa la planta noble albiazul, desciende por la dirección deportiva y explota indefectiblemente en la destitución del preparador de turno. ¿Ninguno sirve? ¿Tampoco el que resucitó hace poco tiempo a un Alavés moribundo?

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Parche sobre parche camina el Alavés desde que el fútbol post-pandémico, es cierto que con grandes apreturas económicas, regresó allá por el mes de junio de 2020. Aplicando tiritas en la confección de cada plantilla cuando la hemorragia deportiva que no cesa demandaba cirugía el pasado verano y también el anterior. Pero guste más o menos, es la marca de la casa. La palabra clave es gestión. El 'know-how' (saber cómo). Saber cómo hacer frente a una Liga extremadamente competitiva con menos recursos que casi todos. Por el momento ha resultado suficiente para que la entidad albiazul marque el récord de temporadas consecutivas en la máxima categoría. No es, ni mucho menos, una cuestión que haya que dejar de lado, porque es histórica. Claro que también comienza también a percibirse cierto hartazgo entre la masa social ante la necesidad de apoyar sin fisuras a un equipo que durante las dos últimas temporadas y media apenas ha ofrecido alegrías en forma de resultados.

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Mucho menos el entretenimiento (no vamos a hablar de espectáculo) futbolístico que, al menos mínimamente, se demanda cuando uno se sienta en las gradas de Mendizorroza. Casi todo ha sido desde hace demasiado tiempo sufrimiento y, evidentemente, no parece que eso vaya a cambiar en el angustioso trayecto que espera desde este momento hasta el próximo mes de mayo. La fecha donde llegará el veredicto final de otra azarosa campaña. Nadie discute que el destino albiazul en Primera habla de una pelea constante por la permanencia. Otra cuestión es que en tres campañas todo se resuma en esa respiración jadeante de un equipo que amenaza con acabar mal.

El Alavés camina por el alambre y, en este momento, el propio club es consciente de que al margen del nuevo técnico son necesarios con urgencia refuerzos para una plantilla cogida con hilvanes. Lateral derecho, extremo diestro, mediocentro (Loum puede desaparecer un mes por la Copa de África), algún generador de un juego ofensivo... Y lo que usted quiera añadir. Al margen de que el cambio en el banquillo pueda servir de revitalizador para futbolistas importantes que tampoco han ofrecido su mejor versión. Llega, a falta de confirmación oficial, Mendilibar. Una vieja aspiración de la dirección deportiva, un preparador que ha estado en numerosas ocasiones en el radar alavesista. Siempre ha gustado su estilo. Es decir, un tipo de fútbol agresivo, basado en la presión y que suele asumir riesgos para tratar de jugar en campo contrario. Pura teoría, claro, a la espera de que el exentrenador del Eibar encuentre mimbres suficientes para remendar el cesto.

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