Una promesa de reconstrucción

Desde el monte del pico ·
El debut de José Luis Mendilibar se salda con un equipo albiazul intenso y concentrado que araña un punto en un derbi equilibrado contra la Real Sociedad

Fernando Ruiz de Esquide

Domingo, 2 de enero 2022 | Actualizado 03/01/2022 10:22h.

Las noticias previas al partido apuntaban a circunstancias extremas. Al estreno del Mendilibar en el banquillo albiazul y a la situación clasificatoria crítica se unía ... la doble ausencia de Pacheco y Sivera. 98 minutos después, el Alavés arañaba un punto en un derbi equilibrado que se torció de inicio, pero ofreció una promesa de reconstrucción. Por el momento solo eso, una idea clara sobre el tipo de juego que aplicará en el intento de alcanzar la permanencia. Intensidad, concentración, presión adelantada para tratar de jugar en campo contrario y, como consecuencia, riesgo permanente con una defensa adelantada y obligada a solventar situaciones de uno contra uno. También defectos conocidos. Las dificultades para mantener el balón tras los robos y las carencias para convertir las situaciones de ventaja en ocasiones claras de gol. Como gran exponente, el contragolpe de Toni Moya que acabó sin pase sobre un Luis Rioja que podía encarar a Remiro con el duelo ya igualado. Y algunas constataciones. De nuevo Joselu, esta vez de penalti, como único futbolista capaz de acertar con la portería rival. Diez goles para el delantero en la primera vuelta. Números de estrella. En la otra parte, 16 puntos y posición de descenso para el Alavés después de una rueda completa del campeonato:19 partidos. Es decir, la exigencia para el nuevo técnico de compensar en la segunda un déficit importante.

Era uno de esos partidos clave de la temporada. Si el enésimo inquilino del banquillo alavesista se estrenaba con derrota, el golpe anímico resultaba demoledor. Por la pésima racha en la que sigue instalado el equipo albiazul y, también, por la necesidad de que los futbolistas crean en un tipo de juego que, visto lo visto durante los últimos meses, resulta lógico con una plantilla limitada. Dos delanteros, con la incorporación de Miguel al ataque, y la búsqueda del área contraria a través de una presión asfixiante que trata de forzar los errores del rival. Pero, sobre todo, la posibilidad de merodear con cierta frecuencia la portería contraria. No es ninguna garantía, aunque siempre ayuda a un equipo que tampoco destaca por su puntería. De reforzar al grupo se debe encargar el club, más aún cuando Loum parte hacia la Copa de África. La efervescencia del centrocampista, otra vez de lo mejor del equipo, puso ayer algunas de las burbujas futbolísticas que dieron entrada al año en Mendizorroza.

El coliseo albiazul asistió a un empate justo, aunque cualquiera de los dos equipos pudo cerrar el duelo. Antes del descanso la Real Sociedad, incluido un posible penalti sobre Isak, y en el tramo central de la segunda un Alavés que amagó sin golpear. Al final, de nuevo los guipuzcoanos que, sin grandes ocasiones, hicieron valer su superioridad técnica ante un adversario ya muy justo de oxígeno. La escasez de cambios por la que apostó Mendilibar también apunta a una lectura clara. No veía en el banquillo soluciones, incluso ante el evidente cansancio de jugadores importantes. Las bajas de futbolistas como Pellistri y Pina rebajaron las opciones habituales.

Todo acabó con un punto que sirve, al menos, para ganar tiempo. El que prácticamente no tiene el nuevo técnico para tratar de que el Alavés se convierta de inmediato en un equipo sólido de forma regular. Es decir, todo lo que no ha sucedido durante los primeros meses del campeonato. El desafío queda marcado y también la obligación de que la plantilla se extienda con jugadores que puedan ofrecer algo más. No parece arriesgado asegurar que en este mercado de invierno viajan las posibilidades de que exista una séptima temporada consecutiva en la máxima categoría.