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Entre la esperanza y las dudas. Por ese terreno tan difuso se mueve Tomás Pina (Villarta de San Juan, Ciudad Real; 1987) que mira ilusionado al incierto retorno del fútbol profesional. Con la perspectiva optimista de quien deja atrás una grave lesión. El parón liguero ... le da una segunda oportunidad de cara al tramo final del campeonato, donde «estaré a disposición del entrenador». Pero con el recelo lógico de cualquier ciudadano en tiempos de pandemia. «Cada vez tengo más dudas de que se vaya a volver a jugar», reconoce.
Son palabras del centrocampista albiazul en el diario manchego Lanza Digital, donde repasa su particular situación en el último mes y medio, en el que ha ultimado su recuperación confinado en casa. «Estoy bastante mejor, con alguna molestia normal de la lesión», afirma Pina, que el 7 de diciembre sufrió una fractura de peroné en el campo del Granada. Cuatro meses de baja. El estado de alarma le pilló apurando esos plazos y «frenó todo un poco cuando estaba en la recta final», aunque, según la información del portal ciudadrealeño, pudo trasladarse tres veces por semana a las instalaciones alavesistas para seguir su tratamiento de fisioterapia gracias a un permiso quirúrgico.
Ahora, ya recuperado, volverá a entrenar en Ibaia, con las lógicas carencias de un paréntesis competitivo tan prolongado, y confía en estar a las órdenes de Asier Garitano cuando llegue el momento de las sesiones grupales. Como ya sucediera la temporada pasada con Abelardo, hasta el momento de la lesión Pina era fijo en los esquemas del técnico guipuzcoano (trece partidos, doce como titular), que no dudaba en reconocer públicamente la dependencia del equipo de un perfil como el suyo en el centro del campo. Si la competición se reanuda, podrá volver a contar con el manchego.
Pero «entiendo que es difícil volver a competir», apostilla el propio futbolista. La incertidumbre es la tónica general de los jugadores y los equipos en el extraño retorno al trabajo que se acomete esta semana. Con matices. Y con esas dudas perennes. El Alavés, pendiente de la Liga, no tiene claro aún cuándo podrá completar las pruebas de detección de Covid-19 que inicialmente tenía previsto empezar en la jornada del martes, aunque todo apunta a que no se llevarán a cabo hasta el jueves. Hasta que tenga los resultados en su poder, difícilmente se podrá ver a los jugadores ejercitarse antes del lunes en Ibaia, unas instalaciones en cuya desinfección profunda ya trabaja el club albiazul.
La realización de esas pruebas es el ineludible pistoletazo de salida que da la Liga para poder retomar la actividad –PCR+anticuerpos–, aunque Pina cree que «no deberíamos ser unos privilegiados y disponer de tests para nosotros». Quiere volver a sentirse futbolista, «pero la salud es lo más importante». La propia y la de la sociedad en general. «Hay que intentar volver a jugar y a la normalidad. Tampoco podemos exigir el cien por cien de seguridad cuando, por ejemplo, en el supermercado hay gente en la caja atendiendo con riesgo», explica el manchego.
Todas las aristas son difusas en este punto. La necesidad económica de la Liga y de los clubes marca el ritmo, pero pocos parámetros del posible retorno se libran de la duda permanente. Los test, el protocolo, el riesgo de lesiones de los futbolistas, las gradas sin público... Incógnitas por todos los lados, cuestiones sin resolver allá donde se mire. «Lo que más intranquilo me tiene es la incertidumbre que hay ahora en todas partes», reconocía la semana pasada el guardameta albiazul Roberto Jiménez en un acto organizado por la Liga.
«No hemos dejado de entrenar, pero en un espacio reducido. Los movimientos, espacios y superficies que manejas son insuficientes y más para un portero, que necesitas balón, suelo, distancias... En cualquier caso, todos vamos a tener la misma sensación, es un poco como cuando llegas a la pretemporada. A nivel mental, el asunto es ya algo más particular», reflexionaba el veterano cancerbero, que llegó a Vitoria en el mercado invernal cedido por el West Ham inglés.
Los jugadores ya tienen las instrucciones básicas precisas del protocolo sanitario para la vuelta a las instalaciones deportivas –un documento de nueve folios dedicado a ellos–, que empezará con entrenamientos individuales, un máximo de seis jugadores por terreno de juego y siempre guardando el doble de la distancia de seguridad, equipación puesta desde casa, uso de guantes y mascarilla hasta empezar a ejercitarse...
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