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El Deportivo Alavés llega a la última y decisiva semana de Liga con una peligrosa bomba sin desactivar. El riesgo del descenso es más real que nunca y debe confirmar su reacción para que no suceda. Su pésima racha pesa en su contra, pero todavía ... tiene la bomba en sus manos. A pesar de los complicado del escenario que vive el club, lograr la permanencia aún depende de ellos. Está en sus botas.
Su ventaja con el último equipo del descenso, el Mallorca, es de tres puntos. Con el average a favor del Alavés, los bermellones deben sumar cuatro. El trecho con el Leganés es de seis, con el average igualado. Ventajas cortas pero que, fruto de los azares del calendario, pueden cambiar por completo la situación en apenas minutos.
El margen para la suerte de los vitorianos esta jornada es amplísimo. Saben, de cualquiera de las maneras, que seguirán un encuentro más fuera del descenso. Pese a los vaivenes y las rachas, no lo han pisado todavía esta temporada. Aunque pueden verse a falta de sólo dos partidos empatados con la zona roja y sólo fuera por el average particular. Así será si el Mallorca vence hoy al Sevilla y los albiazules caen en casa ante el Getafe. Pero, si esos resultados se invierten y son los bermellones los que caen y el Alavés el que gana, la permanencia albiazul estará a punto de ser matemática. Lo será al 100% si, también hoy, el Leganés no ha derrotado en casa al Mestalla. Si lo hacen, deberían sumar pleno de puntos en las dos jornadas restantes, que el Alavés lo pierda todo y, con ello, recortar los tres goles de diferencia negativa de average que tienen los pepineros.
Por lo tanto, el escenario no es todo lo oscuro que podría parecer. El Alavés tiene la sartén por el mango y, espoleado por su mejoría ante el Real Madrid, afronta dos finales ante Getafe y Betis. Los azulones llegarán a Vitoria muy mermados por las bajas aunque con Europa al alcance. Los verdiblancos, en una temporada gris, ya estarán salvados pase lo que pase. No tendrán más objetivos que satisfacer las siempre elevadas expectativas de su afición en un curso decepcionante.
El escenario albiazul, en cualquier caso, podría haber sido mucho más cómodo de haber sumado algún punto en las últimas jornadas. Son ya seis los partidos seguidos que ha perdido el equipo de Muñiz. El técnico, en su estreno, reconoció ver «cosas positivas y cosas a mejorar» y apeló a «tenerlas solucionadas, al menos en un porcentaje alto, ante el Getafe», un partido donde van a exigir a su equipo «un nivel físico muy alto».
Ya son tres las veces a lo largo de sus historia en las que el Alavés ha perdido seis encuentros seguidos en Primera. La más reciente, hace apenas dos temporadas, tras el naufragio inicial de Zubeldía que tampoco logró corregir Javier Cabello en sus dos partidos de interinidad. De Biasi, en su debut, ganó el séptimo. Para encontrar el segundo hay que remontarse al tercer curso albiazul en la élite, la 1932-1933. Fue con Amadeo García de Salazar, uno de los fundadores del club, de la segunda a la séptima jornada.
Fue al año siguiente, con el mismo técnico, cuando el Alavés encontró su mayor racha negativa en el fútbol profesional. Fueron doce derrotas seguidas en otro año que finalizó en descenso. Las siete de la temporada 1942-43, con Antero en el banquillo, y las seis de la 2004-2005 -con Chuchi Cos en un año que, pese a todo, acabó en ascenso- también figuran en la funesta estadística del casi centenario club. Si el Alavés se salva, en cualquier caso, habrá logrado su permanencia más sufrida desde que volvió a Primera. En su reestreno se salvó a falta de seis jornadas. En la siguiente fue a falta de cuatro y, el pasado, con cinco encuentros por delante. Este año, como pronto, llegaría a falta de tres.
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