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Paco Leal (Osuna, Sevilla, 1964) fue Zamora de Segunda con el Deportivo Alavés en 1998, el año del ascenso a Primera con Mané. Encajó 22 goles en 39 partidos. Después fichó por el Sevilla para defender la portería del Sánchez Pizjuán, en el club donde ... se había formado muchos años antes hasta su equipo filial. Tras colgar los guantes estuvo vinculado al organigrama técnico hispalense como preparador de guardametas; ahora colabora con la secretaría técnica de Monchi, «pero no con una dedicación completa, como antes, sino alguna colaboración, nada específico». Una voz autorizada para repasar las porterías de los dos equipos que el domingo se enfrentan en Mendizorroza.
Con un nombre propio en el centro de los focos, el de Fernando Pacheco, objeto de seguimiento de la entidad hispalense en los últimos mercados de fichajes. «No hace falta descubrirle. Le llevamos viendo tiempo», admite el exguardameta, que no oculta su predilección por el cancerbero albiazul. «A mí particularmente me parece muy buen portero, que comete muy pocos errores», afirma. Una sentencia que contrasta con la «opinión particular» que le merece la portería del Sevilla. «El año pasado podía haber estado algo mejor», reconoce.
Entonces estaban Vaclík y Soriano. Este año ha llegado Bono (Girona) para acompañar al checo. «Es verdad que el Sevilla está buscando un portero», apunta Paco Leal. «Bueno, estaba, claro», corrige. Es ahí donde se cruza el nombre del guardameta extremeño del Alavés. «El fútbol da muchas vueltas y en cualquier momento Pacheco puede aparecer por aquí», afirma sin ambages el técnico, vinculado a la secretaría técnica del Pizjuán. A medio camino entre el deseo y el reconocimiento tácito del interés hispalense.
«Que sea lo mejor para el Alavés y para él, que todo el mundo salga ganando, no hace falta que nadie pierda. Evidentemente, el Alavés perderá un portero muy bueno, pero también ganará por otro lado, económicamente, tendrá la posibilidad de fichar a otro buen guardameta. Lo ideal es que todo el mundo salga contento y mejore, tanto el Alavés como Pacheco», reflexiona al respecto Paco Leal.
En su análisis de «una demarcación especial» por la trascendencia de sus errores, el sevillano ve a «Oblak (Atlético) y Ter Stegen (Barcelona» como «las principales referencias» del momento. Pero «el nivel en España es bastante bueno» en líneas generales. «No hay porteros mejores o peores, hay unos con unas virtudes y otros con otras. Hay centrales que van bien de cabeza y otros que son más rápidos. Igual con los guardametas», explica el que fuera dos veces Zamora de la categoría de plata -también lo fue con el Mérida, tres temporadas antes de serlo con el Alavés-.
A su juicio, la posición no ha variado tanto en los últimos veinte años. «El balón es más rápido y crea más dificultades, pero lo que ha cambiado es que ahora se juega más con los pies, lo que se nota, sobre todo, en la metodología de los entrenamientos. Pero no podemos olvidar que la primera misión de un portero es parar. Si después juega bien con los pies, mejor. Esto es como un delantero. Puede tener buen control, pero lo importante es que meta goles».
Precisamente, el Sevilla es el único equipo de Primera que tiene un exportero como entrenador, Julen Lopetegui. «Es muy pronto para hacer una valoración, con tres jornadas y un parón en medio. De momento demuestra una gran solidez defensiva (un tanto en contra en tres jornadas), pero hay jugadores que no han entrado totalmente en el esquema. Lo que más se nota es que va a ser un equipo al que va a costar trabajo hacerle un gol».
Paco Leal fue parte importante de «una temporada memorable» en el Alavés, «en la que nadie pensaba que ese equipo podía llegar donde llegó». Hasta el ascenso a Primera. Fue en 1998 y aquellos héroes recibieron su homenaje hace año y medio en el estadio albiazul. «Ojalá se pudiera repetir todos los años. Que se acuerden de nosotros veinte años después es muy bonito», evoca el portero, que no ve tantas diferencias entre el fútbol de entonces y el de ahora. «Ya se cuidaba el peso, la alimentación, los entrenamientos... Y jugábamos con cinco defensas, como ahora hacen muchos».
Aquel grupo, en cualquier caso, tenía fama de 'juerguista'. «Todos, como profesionales, sabíamos lo que había que hacer y lo que no. No hace falta un endocrino para decirte qué tienes que comer. Yo sabía que debía comer pasta, fruta, verdura, pescado... Y que no tenía que beber ni fumar. Todo está más controlado, pero no veo diferencia entre aquellos entrenamientos y los que veo en la Ciudad Deportiva del Sevilla».
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