Osasuna 1-0 Alavés

El esfuerzo del Alavés no obtiene recompensa en el Sadar

Cuando el esfuerzo resulta improductivo. Así podría verse un choque más de gran intensidad albiazul, con un notable arranque y, por momentos, con tantas opciones como el rival para tomar ventaja en el marcador. Luis García había introducido un sólo cambio en el once con la entrada de Benavídez por Antonio Blanco en el eje del centro del campo. A estas alturas, las modificaciones en la alineación suelen ser mínimas. La confianza parece depositada en trece o catorce jugadores, si bien la realidad dice que solo a través de la solidaridad y la contribución de todos es capaz este Alavés de alcanzar un rendimiento estable. Así que con Duarte fuera de la convocatoria, tras la lesión de Abqar fue Tenaglia el que se unió a Rafa Marín en el centro de la zaga. Osasuna también había sufrido el mismo accidente, otro problema físico de Barja apenas iniciado el juego. Un adversario que había recuperado a última hora a su '9': Budimir. Malas noticias confirmadas por varias fuentes. Lo suyo es un chorro de goles. 14 suma ya.

El Alavés había recuperado la magnífica costumbre de arrancar a toda máquina. Forzando el motor para apretar en la presión y llegar en oleadas al área rival. No hubo recompensa temprana. David García salvó un disparo raso de Benavídez que parecía colarse tras una buena acción de Sola y Herrera despejó poco después el cabezazo de Guridi. No hay demasiado misterio en el ataque albiazul. Casi todo lo que huele realmente a gol pasa por Samu, por más que anoche no fuera su tarde. Bien vigilado, hasta que rozó el tanto tras enviar al palo un centro de Javi López. Tampoco acertaría tras el descanso en un remate forzado ante Herrera. Ni vio a Guevara en otra acción donde sacó un disparo donde debió intentar el pase. Acabó en el banquillo.

La otra vía albiazul de acceso al gol es el balón parado, aunque ayer el conjunto navarro se impuso en esta faceta. Dos córners y dos remates muy peligrosos de David García y Budimir antes del paso por los vestuarios. Uno más del croata con el pecho y otro de Aimar Oroz. Ahí dejó su tarjeta de presentación Sivera. Ocasiones para todos. Sin demasiado juego, pero con llegadas frecuentes a las áreas. Para el Alavés, lo habitual. Que la escuadra vitoriana haya anotado solo 25 tantos en 27 duelos no es casualidad. Su relación con el gol es distante. Sólo se hablan de vez en cuando.

Así que en estas condiciones cualquier error se paga. Ayer llegaron varios para un Alavés alegre y combativo que no renuncia al ataque. Una pérdida de Giuliano, recién entrado al campo, degeneró en error colectivo -un tres contra uno en la banda sin cortar la jugada- para alegría de Budimir. En realidad, Luis García Plaza había buscado el partido con la entrada de Kike García y Carlos Vicente tras el descanso. Las llegadas se sucedían. Disparo peligroso de Rioja, descuido de Rafa Marín que pudo costar un gol... Duelo muy abierto, aunque no pareció extraño que Budimir lo resolviera. No le había faltado casi nada en la primera parte y tampoco antes en la segunda en una acción que salvó Tenaglia.

No existió demasiado después del 1-0. Recurso a la desesperada con Hagi para colgar balones y un Osasuna intenso que defendió su área con orden. Al Alavés apenas le daba para apretar por la izquierda con Javi López y meter centros. Poco más frente a un adversario que procuró no encerrarse y por momentos lo consiguió. A Kike García, que había interpretado bien el juego tras su salida, tampoco le llegaron balones claros. Nada que pescar con la caña de la veteranía. Resignación ante la evidencia de que dar el máximo solo sirve para mantener el nivel de la categoría y aspirar a los resultados positivos. Ya se sabe que cuando las limitaciones son importantes, sobre todo ante la portería contraria, solo cabe insistir. Quedan once jornadas para franquear la temporada en Primera división con el sello de la permanencia.