La obra final de Villalibre: el gol del ascenso del Alavés

Había que tener valor. No quedaba tiempo cuando llegó el milagro. Una mano dentro del área en la que se preveía iba a ser la última jugada del partido llevó al árbitro a consultar el VAR. ¡Penalti! Y ahí aparece el 'Búfalo'. «Lo tiro yo», se le acierta a entender. Toma el balón, retrocede tres pasos y con una templanza envidiable coloca el balón… a la izquierda del portero. Su sexto gol en seis meses para el sexto ascenso a Primera del Deportivo Alavés.

En el último mínuto de la prórroga del play off. 50 partidos. «El fallo se te pasa por la cabeza», reconoce. En Las Palmas falló. Pero esta noche ha tenido la templanza de esperar a ver que Joan Femenías se lanzaba hacia la derecha y el vizcaíno lanzar hacia el lado contrario. Sueve. Un pase a la red. Villalibre corrió, gritó y abrió los brazos. Fue sepultado por sus compañeros. Debajo, con todo el peso del mundo encima, Villalibre hacía las paces con el fútbol. Se desquitaba de todo. Ocasiones falladas, cesiones infructuosas, suplencias, horas de trabajo sentadas en el banquillo, falta de oportunidades. Estaba en paz consigo mismo.

En 1930, doblete de Andrés Calero en el 1930. En 1954, Remacha, Ibarra y Echeandía. En 1998, Manolo Serrano y Sívori en el 1998. En el 2005, en Elche, Bodipo. En 2016, Manu García, eterno capitán. En 2023, Asier Villalibre. El Búfulo de Gernika. Tócala otra vez. Mañana saca la trompeta y a celebrar. Es el héroe en Vitoria.