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El fútbol se adapta a los nuevos tiempos. Los jugadores se acostumbran a marchas forzadas a los entrenamientos individuales, rodeados de guantes, desinfectantes y técnicos enmascarados. Los aficionados se lamen las heridas que deja en su alma de hincha una realidad que no cuenta con ... ellos. Y los entrenadores le dan vueltas a un puzle de nuevas dimensiones. Con más piezas útiles en cada partido: hasta cinco cambios y convocatorias de 23, según las reglas adoptadas por la FIFA para mitigar la fatiga y el riesgo de lesiones en un calendario que tratará de recuperar el tiempo perdido con una agenda saturada. Dos jornadas por semana, partidos cada tres días. Rotaciones propias de pretemporada aplicadas al tramo decisivo del campeonato, donde las inercias y las dinámicas, tanto colectivas como individuales, parten de cero.
Asier Garitano ha sido fiel a una base durante toda la temporada: once jugadores se reparten el 75% del minutaje total de la plantilla y el mismo porcentaje de titularidades del equipo. Su núcleo duro. Los Duarte, Pacheco, Joselu, Aleix Vidal, Lucas Pérez, Laguardia, Manu García... Los habituales. El mercado de invierno brindó a Garitano mayor equilibrio y profundidad de banquillo con la llegada de Camarasa, Fejsa y Edgar, que empezaban a engranar en la maquinaria cuando la pandemia paró el fútbol, que coincidió con un buen momento del conjunto albiazul, que había encadenado tres jornadas sin perder, algo que no hacía desde el inicio de curso.
competencia
Ahora toca gestionar esfuerzos y recursos en un marco diferente. Y desconocido para jugadores y entrenadores, que tendrán más recambios para elegir en el banquillo y más opciones de moverlo. Los cambios entre partidos estarán a la orden del día para evitar la sobrecarga de minutos. Turno para la segunda unidad. Para esos jugadores episódicos que hasta ahora estaban entre el número 12 y el 16. Para los Pere Pons (17 partidos como suplente), Burke (14) o Borja Sainz (10), los revulsivos más utilizados desde el banquillo. El escocés había ganado protagonismo hasta que contrajo paperas, con más de 200 minutos en sus últimos cinco partidos, mientras que menguó la cuota del catalán –nueve jornadas sin ser titular– y el vizcaíno –una aparición en cinco encuentros–.
Para Magallán, el decimoquinto jugador más utilizado, que venía tapando las ausencias de Ely o Laguadia en el eje de la zaga. Para Luis Rioja, al que el mercado invernal relegó de habitual a discontinuo. Para formar un bloque de 19 piezas útiles que al menos hasta el parón fueron recurrentes. A priori, jugadores como Tachi, Adrián Marín, Ismael y Rafa Navarro, con casi nulo protagonismo, tendrán el rol de parche.
Complicado lo tiene el centrocampista cedido por el Betis, ya que la recuperación de Pina abre un nuevo escenario en el eje del equipo, donde Garitano cuenta con cinco piezas para dos o tres puestos: Manu, Fejsa, Camarasa, Pons y el manchego. Diferentes perfiles para ganar en versatilidad y equilibrio en el epicentro del equipo, donde Pina era fundamental hasta su lesión y donde el equipo hizo dos apuestas importantes en la última ventana de fichajes en las figuras del serbio y el valenciano.
cinco amarillas
Hay que tener en cuenta a los cinco jugadores del filial que están a las órdenes de Garitano –Paulino, Javi López, Abdallahi, José Luis Rodríguez y el portero Aritz Castro–, que tendrán un sitio fijo en la lista de 23 cuando coincidan dos ausencia por lesión o sanción. De momento, para el primer partido tras la vuelta, ante el Espanyol, Joselu es baja por acumulación de tarjetas.
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