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Mendizorroza suena a hueco. A vacío. Se escucha música a través de la megafonía, pero le falta el alma. El corazón del aficionado, los pulmones de la grada, la garganta del hincha. No hay el murmullo de los corrillos, nadie corre por los pasillos en ... busca de su asiento. No hay color. La liturgia del nuevo fútbol es otra. Cambian los tiempos y los sonidos. Faltan 17.000 protagonistas.
'No es fútbol, es la Liga', reza una pancarta colgada en el Fondo de Polideportivo, donde habitualmente anima Iraultza 1921. 'Zaleturik gabe futbolik ez' (No al fútbol sin afición), dice otra un poco más abajo. En los aledaños de Mendizorroza, los mismos mensajes: 'Zaleturik gabeko derbiak ez dira ezer' (Los derbis sin aficionados no son nada), 'Sin afición no hay pasión, sin afición no hay fútbol'.
Cuando los equipos saltan a calentar solo se escucha el aplauso de algún compañero. Ely y Aleix Vidal, sentados en la grada debajo de los palcos, jalean tímidamente a sus compañeros. Y se oyen las voces de quienes están sobre el césped. Todo listo para la inauguración del nuevo fútbol en Mendizorroza.
Antes del partido, los dos capitanes, Laguardia y Zurutuza, depositan sendos ramos de flores en dos asientos negros detrás de los banquillos, en homenaje a todas la personas fallecidas por Covid-19. También va para ellos el minuto de silencio previo a un duelo cuyo saque de honor corresponde a un miembro de la Cruz Roja, como reconocimiento a todo el personal sanitario alavés, al que también se rinde tributo con la equipación morada que el conjunto alavesista luce para la ocasión.
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