El Alavés se deshace de Bordalás

Cuestión de confianza. «No dudo de la valía ni de la capacidad de Pepe Bordalás, ni le voy a restar un gramo de mérito a lo conseguido, pero debemos estar plenamente convencidos de que los profesionales que vayan a unirse a este proyecto son los adecuados para desarrollar cada una de sus competencias», había dicho el lunes en su presentación el nuevo director deportivo albiazul, Sergio Fernández, que había sido jugador de Bordalás en el Hércules. No existía ese convencimiento.

Cuestión de feeling. Tampoco existía. Algunos dardos del técnico hacia la política de fichajes no gustaron en el seno de la directiva, que después del ascenso mantuvo silencio hasta ayer, veintitrés días después de sellar el éxito ante el Numancia en Mendizorroza. Solo Sergio Fernández se había pronunciado al respecto, para dejar claro que «esto es una empresa que toma decisiones pensando que son las mejores». Lícito. Hace cuatro años, después de subir a Segunda, Natxo González se encontraba en un escenario similar de déficit de confianza y su renovación sonó a una respuesta a la petición popular. Fue destituido en el primer cuarto de Liga.

El Alavés no estaba dispuesto a cometer el mismo error de arrancar otro proyecto con un entrenador en el que no confiaba. Más discutibles son las formas. Los tiempos, sobre todo, ya que el alicantino, un preparador revalorizado tras subir al conjunto vitoriano, ha visto cómo se le iban cerrando puertas importantes en Segunda Oviedo, Zaragoza, Valladolid, consciente de que su continuidad en Mendizorroza no estaba ni mucho menos garantizada pese a esa vinculación contractual y una comunión muy especial con un amplio sector de la afición que no dejó de corear su nombre durante los festejos del ascenso. Anoche, el tuit del club que anunció el despido fue seguido de decenas de muestras de agradecimiento y cariño a Bordalás, incluso de muchas críticas a la decisión del consejo.

«La mejor de las suertes»

Y pese a estar convencido, como aseveró en una entrevista a EL CORREO, de que era «el mejor entrenador posible para el Alavés» en la máxima categoría. El club no comparte esa opinión. Ni ninguna otra, de momento. No explicación oficial en un aséptico comunicado de prensa que se limita a decir que «el consejo de administración ha decidido que José Bordalás no siga en el banquillo del conjunto albiazul la temporada 16-17».

«El consejo quiere agradecer su trabajo y dedicación en una temporada realmente exitosa. El Alavés logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol estatal tras completar una temporada fabulosa que culminó con el título de campeón de la Liga Adelante. El club le desea la mejor de las suertes en su nuevo destino», remató.

Un destino por conocer. En Segunda División, en principio, ya que todos los banquillos tienen dueño salvo el albiazul. Esa es la segunda parte de la ecuación, desvelar el nombre del sustituto del alicantino. «Si no es con Pepe Bordalás, intentaremos que venga otro que lo haga tan bien o incluso mejor que él», había apuntado el nuevo director deportivo el día anterior, antes de que el Alavés se deshiciera del entrenador presente, en una clara declaración de intenciones de la medida definitiva.