Un choque para marcar territorio

Por eso, por lo mucho que hay en juego en cada una de las 17 jornadas restantes hasta el final del campeonato, da igual quién sea el rival que está enfrente. Da igual que llegue en posiciones de descenso, como el Almería. Los serios avisos que protagonizaron el Huesca (1-0) y el Llagostera (1-0), equipos de la zona baja que pusieron en serios apuros a los de José Bordalás, deben poner en alerta al equipo y a la afición. Más, si cabe, en el caso de un conjunto diseñado para el ascenso con el presupuesto más alto de la categoría, que se ha visto sorprendentemente inmerso en la lucha por la permanencia.

«Si a principio del campeonato nos hubieran preguntado a cualquiera de nosotros por qué equipo apostaríamos para estar arriba, seguro que habríamos dicho el Almería. Es un rival tremendamente complicado», advierte el entrenador albiazul, consciente de que al conjunto andaluz, por la calidad de sus jugadores, no se le pueden conceder tantas oportunidades como a oscenses y catalanes, por ejemplo. Porque es un equipo que «tiene velocidad y calidad y, al margen de la situación en la que está, tiene jugadores contrastados que al principio de la temporada muchos equipos querían» en sus filas.

Es el principal reto de la escuadra vitoriana, recuperar la solidez defensiva que le catapultó al liderato y minimizar las concesiones defensivas que tanto le han hecho sufrir en los partidos más recientes. Los rivales le han hecho más ocasiones en los últimos cinco encuentros (45) que en los siete anteriores (44) y solo las intervenciones providenciales de Fernando Pacheco le han permitido seguir sumando a ritmo de líder. Menos control, más peligro en contra. «También es mérito del rival en algunos momentos. Y algunos errores puntuales que hemos tenido, lógicamente», asume Bordalás.

«Ser nosotros mismos»

«Lo hemos hablado, pero eso ahora mismo no me preocupa, pienso en el partido en conjunto y en que tengamos equilibrio en defensa y en ataque, en que seamos nosotros mismos y juguemos con confianza e ilusión. Los encuentros anteriores ya son historia, ni nos van a ayudar los partidos que hemos jugado a un grandísimo nivel ni nos van a perjudicar los que hayamos jugado a menor nivel», subraya el entrenador alavesista, que podría volver a alinear su once más habitual, con la entrada de Dani Pacheco por Iñaki, titular en la banda izquierda en Anduva, en busca de ese equilibrio ante un rival con defensa de cinco.

En principio, tiene disponibles de nuevo a los 23 jugadores de la plantilla, incluidos Juli y Pau Torres, que han sufrido diferentes molestias a lo largo de la semana. Así, el técnico albiazul deberá hacer otra vez cinco descartes antes del partido, como ya hiciera en Anduva, donde se quedaron en la grada Sergio Llamas, Einar Galilea, Beobide, David Torres y Dani Abalo.

La confianza, a priori, juega a favor del Alavés. Y la tensión en contra del Almería. Su capitán, Fernando Soriano, ya ha reconocido que la presión se está notando en el terreno de juego, aunque el entrenador albiazul afirma que «ambas situaciones son de máxima dificultad». Tanto la defensa del liderato del conjunto vitoriano como la necesidad del andaluz. «La ilusión es muy importante, pero también la realidad de un equipo que está en zona de riesgo y quiere salir de ahí», explica José Bordalás.

Después de ganar al Zaragoza en casa y empatar en el campo de Osasuna, el Almería se empezó a creer la remontada, pero al traspié de la semana pasada ante el Lugo (0-2) vuelve a cargar de obligaciones la visita a Mendizorroza. En 25 jornadas de Liga, el equipo rojiblanco y el Llagostera son los únicos de la categoría que todavía no conoce la victoria fuera de casa.