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El paréntesis liguero ha destensado por unos días las urgencias del Alavés, pero el regreso a la competición llega en Getafe cargado de obligaciones. Tras el afortunado y valiosísimo triunfo ante el Espanyol, el equipo vitoriano se presenta en el Coliseum Alfonso Pérez con ... la necesidad de dar un paso adelante. Ante la evidencia de que solo un nuevo resultado positivo le permitiría entrar de lleno en la pelea por la salvación y también renovar, interna y externamente, un aire contaminado por las decepciones. Si el conjunto de De Biasi aspira al menos a que la soga clasificatoria deje de morderle la piel, deberá rentabilizar al máximo un tramo determinante de campeonato que arranca hoy en Getafe y continuará después frente a Eibar, Girona y Las Palmas. Todos ellos, al menos en pura teoría, rivales directos. Al margen de las declaraciones públicas, casi siempre políticamente correctas, la sensación de partido decisivo y semanas sin vuelta atrás para el futuro en la máxima categoría envuelve ahora mismo a la entidad albiazul.
Y no se espera precisamente una batalla ligera sobre el césped del sur de Madrid. Más bien una guerra de guerrillas entre dos equipos con objetivos a corto plazo muy definidos. Si en el caso alavesista se trata de sobrevivir e incluso bajo la opción real de salir del descenso de forma provisional en caso de victoria, el Getafe, como dejó claro Bordalás, es consciente de que un triunfo en su estadio dejaría a los vitorianos a vista de catalejo. Siete puntos (13 y 6) marcan ahora la diferencia y lo que suceda desde que el aragonés Jaime Latre señale el inicio del encuentro podría condicionar la trayectoria de ambos equipos.
De Biasi, pese al flojo partido ante el Espanyol, apuntó tras ese choque que el parón después de una alegría no le sentaba bien. Ganar ayuda a ganar, es una de sus frases. Hoy, en diferido quince días después, el conjunto vitoriano busca una segunda victoria consecutiva que por ahora se le ha negado, como a otros siete equipos de la categoría.
El técnico italiano va afinando con su equipo tipo, bajo una defensa de cinco que se consolida, pero todo apunta a que hoy se producirán al menos dos cambios en el once inicial. El primero de ellos, si no hay sorpresa, para devolver a Vigaray al carril diestro de la zaga después de cumplir su sanción. El segundo, la entrada de Medrán en el once titular. El futbolista cedido por el Valencia no jugó ante su equipo debido a una cláusula y más tarde, ante el Espanyol, arrancó el choque fuera del equipo inicial.
El retorno de Medrán, que hasta hace pocas semanas era un fijo en las alineaciones, abre dos posibilidades para el cambio. La primera de ellas sería para ubicarlo en la media punta y sacrificar a Santos, autor del tanto albiazul ante el Getafe. La segunda, tan probable como la primera, que el técnico italiano se decante por situar a Medrán dentro del triángulo del centro del campo junto a Wakaso y Manu García. Sería para sentar a Pina y colocar al capitán como tapón por delante de la defensa, una posición en la que ya acabó en el partido ante el Espanyol.
Buscar el equilibrio
Esta última fórmula, con el jugador de más calidad (Medrán) para la salida del balón en el eje, es la que se baraja desde hace semanas en el Alavés como ideal para aumentar unas prestaciones ofensivas muy escasas y dar equilibrio al equipo. El cordobés ya ha apuntado en varias ocasiones que se trata de su zona natural, igual que Munir se ha mostrado cómodo con Santos como hombre de apoyo en ataque. Otra cuestión será si De Biasi entiende que el duelo ante el Getafe, de más que previsible aspereza y contínua disputa aérea y terrestre por el balón, es el más adecuado para estrenar esta fórmula táctica.
Con dos equipos que promedian un 40% de posesión de balón -si bien alguno de ellos deberá llegar hoy al menos al 50%- y se encuentran entre los tres que más faltas cometen del campeonato. De Biasi y Bordalás, con sus diferencias y similitudes, apuestan por colocar trampas sobre el césped y aprovechar con verticalidad los errores del contrario. También en dar prioridad a lo que sucede en las áreas y no despeinarse por más que se sucedan los pelotazos ante cualquier atisbo de riesgo. El Getafe, sin duda, ha mostrado hasta ahora un trabajo colectivo mucho más compensado. Al Alavés le corresponde, por tanto, demostrar que es capaz al menos de igualarlo. Se pueden ganar partidos como el anterior contra el Espanyol, pero no se puede pretender sobrevivir en la Liga con ese nivel de prestaciones.
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