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Antes de cada entrenamiento, Eduardo Coudet siempre reúne a sus futbolistas, a su cuerpo técnico y al staff en el centro del campo para darles ... una pequeña charla. El día a día del Deportivo Alavés lo componen cerca de 45 personas. Todas ellas conforman el engranaje albiazul y son responsables de que el motor no gripe en su carrera por la permanencia. Al volante de todas ellas está un Chacho que, rodeado de todos los integrantes que pisan el césped de Ibaia en cada sesión, toma la palabra.
«El sábado se va acercando», arranca un entrenador argentino que tiene, como todo el club, el partido frente al Rayo Vallecano (sábado, 29 de marzo, 18.30 horas) marcado en rojo. Faltan ocho días para una nueva «final» en Mendizorroza pero el ambiente sigue siendo distendido en la casa alavesista. Salir de los puestos de descenso después de seis jornadas ha sido un pequeño impulso para un vestuario rearmado anímicamente en las últimas semanas. Una caseta «sin fisuras», como apuntó el Chacho, unida por un objetivo común.
En el 'corrillo', Coudet mezcla las consignas futbolísticas con algunas bromas. El equilibrio entre la concentración y las sonrisas. Y la conversación, breve y relajada, se rompe con el 'pasillo de collejas' que tan de moda se ha puesto. Cualquier excusa es buena para realizarlo. Así se deshace el círculo y se inicia un nuevo entreno en Ibaia. «Habéis elegido el mejor día para venir», bromeó el técnico con los periodistas.
En pleno parón de selecciones, el Alavés abrió el entrenamiento a los medios en una sesión marcada por el viento de la borrasca Martinho, que obligó a retrasar su inicio media hora, y por la energía en el césped, con el Chacho viviéndolo como un jugador más. «Es muy cercano en lo personal e intenso en lo futbolístico. No nos podemos relajar», explicó Blanco. Una descripción precisa de lo que son sus entrenamientos, en los que el balón conecta el trabajo físico y táctico.
Las mañanas en Ibaia siempre arrancan –y para la mayoría terminan– en el gimnasio. Los futbolistas realizan ejercicios preventivos y ponen a punto sus cuerpos antes de saltar al verde, donde Coudet y sus ayudantes les esperan con un laberinto de conos como mapa de la sesión. Ahí comienza una acción que no tiene tregua. «Trabajan como auténticos animales», destacó Laguardia. Y en estos días de parón, sin jornada el fin de semana, Coudet ha elevado la carga física.
Ha querido exprimir a sus futbolistas, sin la necesidad de tanta sesión táctica por la lejanía del siguiente duelo, para que lleguen a tope a las 10 últimas jornadas. El ritmo es alto y el balón es el protagonista. Los guardametas, con el entrenador de porteros Javi Barbero como guía, realizan sus ejercicios particulares, con la pelota calentando sus guantes. De forma simultánea, los jugadores comienzan a mover el balón. La sesión, dividida en tres bloques y coronada al final por un 'mini-partidillo', busca potenciar la combinación y la presión, elementos claves para que el Alavés, como persigue Coudet, se imponga «desde la posesión y la presión».
«Nos ha querido inculcar ritmo e intensidad, trabajando en espacios reducidos y en recuperar tras pérdida», detalló Kike García. Y con esa premisa, el argentino diseña y dirige los entrenamientos junto a Octavio Manera –preparador físico– y el Pato Graff –asistente–. Ambos forman su 'guardia pretoriana' junto a Carlos Miguel Fernández –analista– y Guido Cretari –preparador físico–.
Coudet, siempre con su característica gorra, no para. Pegado a sus jugadores y pendiente de los ejercicios, el entrenador anima, corrige... Graff y Manera, que coordinan la acción, mantienen el mismo perfil. La consigna es clara: el ritmo y la velocidad no pueden bajar. «¡Dale, dale, bien carajo, 'apretale'!», les dice de forma constante a sus jugadores, a los que pide jugar «al primer toque» sin parar. «Eso es, eso es», es la expresión más repetida. El Chacho se encarga de reforzar el esfuerzo y lo positivo. Y los futbolistas, conscientes de la responsabilidad de la situación pero sin que ello quiebre el buen ambiente, responden. Cuando un grupo pierde, le toca como 'castigo' hacer flexiones. La competitividad es sana y grande. El técnico les 'pica' para que estén enchufados. Ha sido futbolista y sabe cómo tratarles para que den lo mejor.
Bajo la mirada del presidente, Alfonso Fernández de Trocóniz, y Urbano Santos, adjunto a la secretaría técnica de un Sergio Fernández que no se encontraba en Vitoria por asuntos profesionales, los jugadores se ejercitaron durante hora y media en Ibaia. El epílogo lo pone siempre Coudet, realizando carrera continua con su cuerpo técnico cuando el césped ya está desierto. Lo hizo antes de la sesión por otros compromisos. Prohibido relajarse.
En ocho días, el Alavés recibirá al Rayo Vallecano en Mendizorroza en un encuentro clave por la permanencia. Un partido en el que Coudet espera contar con los futbolistas que buscan culminar sus procesos de recuperación en este parón de selecciones.
Sin Abqar, Diarra y Owono, convocados con Marruecos, Mali y Guinea Ecuatorial, el entrenador argentino incluyó en la sesión a cuatro futbolistas del filial: Eneko Ortiz, Ander Sanchéz y los porteros Gaizka García y Grégoire Swiderski estuvieron con el primer equipo. Los cuatro participaron en un entrenamiento en el que Kike García, Toni Martínez, Carlos Martín, Antonio Sivera y Tomás Conechny completaron parte de la sesión con el grupo.
El portero, que el lunes pasado recibió el alta después del traumatismo craneoencefálico y la lesión en el labio que sufrió ante el Villarreal, trabajó con el resto de metas, pero no participó en el partidillo final. Lo mismo sucedió con Conechny, que tras sufrir una fisura en el hueso frontal en Barcelona hace mes y medio avanza en su puesta a punto. Ha vuelto a tocar balón, a realizar algunas prácticas con sus compañeros, pero de forma limitada. El argentino estuvo en el primer ejercicio con pelota como Toni Martínez. Ambos realizaron carrera continua después de este primer tramo del entrenamiento. El delantero murciano, que fue titular y marcó en el empate (2-2) en Las Palmas, dejó el partido de Gran Canaria a la hora tocado. Es por ello que está siendo cuidado para que esté a pleno rendimiento para la vuelta de la competición liguera.
Lo mismo sucede con Kike García. El '17' continúa con la recuperación de su lesión en el psoas que se produjo en Mallorca y que le impidió jugar en la última jornada. El conquense completó la mayoría del entrenamiento con el grupo antes de finalizarlo con carrera continua junto a Toni Martínez, Conechny y un Carlos Martín que tampoco jugó el partidillo con el que se cerró la sesión.
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