Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Que el Deportivo Alavés había vuelto a enganchar a Mendizorroza quedó claro desde el primer día que los albiazules volvieron a pisar el césped del estadio tras el trauma del descenso. El estadio está a muerte con un nuevo proyecto que responde con un fútbol ... atractivo, resultados y, sobre todo, la recuperación de ese gen competitivo albiazul. El de luchar cada balón, ir a la guerra en cada disputa y que el empuje colectivo destaque sobre el brillo individual.
Así lo avalan también las crecientes cifras de asistencia de este curso, que ayer dieron con su techo. 16.468 espectadores llenaron las gradas de un Mendizorroza que dejó muy poco huecos libres y sí un mosaico de azul, blanco y un excepcional rojo. La 'Mareona', que se extendió por Vitoria desde primera hora de la mañana, también se dejó notar en las gradas. Sobre todo, en una ampliada zona visitante que quiso pelear de tú a tú con la afición local. Con momentos de elevados decibelios. Los visitantes más intensos de este curso. Un público masivo, muy familiar, que hizo que logró elevar a la categoría de gesta el intento de encontrar mesa libre en algún restaurante del centro de la capital alavesa a la hora de la comida.
Reinó, sobre todo, el ambiente de fraternidad. Salvo pequeños incidentes aislados, la batalla se limitó al frente del césped y al de las gradas. La albiazul, con el traje albiazul de las grandes ocasiones. Incluso, desde un recibimiento masivo que tiñó del humo azul de las bengalas el camino por el que transitó el bus albiazul dos horas antes del inicio del choque. Ya dentro del estadio, tras una larga previa que tomó los alrededores de Mendizorroza, con el mejor repertorio de cánticos y gritos. Y una amplia pancarta con un aviso para recibir al equipo cuando saltó al terreno de juego: «Zugatik zoratuta gaude»; es decir, 'estamos locos por ti'.
16.468 fieles -en varios sectores de la grada no cabía un alfiler- que superaron en casi tres mil el récord hasta ayer vigente. Lo marcó el anterior encuentro de los albiazules en Mendizorroza, la visita del Albacete en un festivo, el pasado 12 de octubre. Ese día acudieron al estadio 13.890 fieles. Un constante crecimiento desde la marca del primer día, todavía en plano mes de agosto: 11.310. Señal de que el equipo vuelve a enganchar poco a poco a algunos fieles perdidos por el camino, entre desilusiones y golpes.
Pero la cifra -impulsada por una elevada presencia de visitantes- no encuentra reflejo tampoco en toda la temporada pasada, en Primera. Un curso extraño, con restricciones durante el inicio y marcada todavía por la incertidumbre pandémica y el rumbo errático del equipo. Entonces, el techo se quedó en los 16.209 aficionados que acudieron al entonces trascendental choque contra el Granada. Unos centenares menos que ayer. Para encontrar una cifra superior hay que recurrir al curso 2019-2020. El récord de esa temporada lo marca el lleno del derbi contra el Athletic.
Ayer no hubo goles, pero sí un partido frenético, abierto y con ocasiones que también elevó la intensidad de la grada. Solo el cruce de cánticos entre los radicales de ambos una vez finalizado el encuentro y con la afición ya enfilando el camino a casa rompió una tónica de tranquilidad y sano enfrentamiento entre dos históricos que persiguen el regreso a Primera. En la grada ya demostraron ayer que son de la máxima categoría.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.