Un 'sportman' alavesista

Alfaro se dedicó también al deporte, lo que hizo que su vida se cruzara con la del Deportivo Alavés. Ya en julio de 1908 actuó como delantero en un partido disputado en Lacua que reunió a «los mejores jugadores de tan saludable sport» en Vitoria. También se dedicó al arbitraje. Por ejemplo, en 1914 dirigió el encuentro entre el New Club de Vitoria y el Club Deportivo de Mondragón. Al año siguiente arbitró el Llodio Football Club-Deportivo de Vitoria mostrándose «imparcialísimo, viendo y castigando con mucha oportunidad las faltas de los equipiers de ambos equipos».

Alfaro se convirtió así en un «distinguido sportman», especializado en deportes considerados entonces elitistas como el tenis, el golf o el tiro de pichón. Fue asiduo a los campeonatos de 'lawn-tennis' que organizaba «la aristocrática sociedad Vitoria-Club», situada en el paseo de Fray Francisco. Practicó la pesca deportiva, el ciclismo y la pelota, sin dejar la afición al fútbol: quizás él era el 'Alfaro' que menciona la prensa como delantero del once del Vitoria Club que se enfrentó al Alavés en septiembre de 1921. En el Vitoria coincidió con otros apellidos de la aristocracia local, como Zulueta, Vidal-Abarca, Elío o Urquijo. El Alavés alineó a varios destacados hombres de su primera etapa, como Lorente, Espada, Sarralde, Ramos, Olalde o Apraiz. El resultado final fue de 12-0 a favor del conjunto albiazul, lo que tal vez explica que Alfaro no siguiera dedicándose al fútbol.

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Por eso, su labor dentro del Alavés se centró en otros deportes, pues entonces la entidad albiazul promovía todo tipo de especialidades. Por ejemplo, jugó torneos de tiro de pichón y de pelota organizados por el club. En un partido de pelota mano fue pareja del portero titular alavesista Juanito Díaz. En 1922 fue nombrado miembro de la primera comisión de tenis del club y en 1925, de la de golf.

Su labor fue especialmente importante en la promoción de este último deporte en el seno de la entidad babazorra. Tras aprobar su reglamento, que preveía la participación activa de las mujeres, el 15 de septiembre de 1925 se inauguró el «soberbio campo que para la práctica del deporte del golf ha construido el Club Deportivo Alavés en el monte de Araca, frente al kilómetro 6 de la carretera de Bilbao». Al entusiasmo de Alfaro y de sus compañeros de comisión (Federico del Campo, el conde de Catres y Julián Echenique) debía Vitoria el contar con un «magnífico campo de golf, nuevo dominio del Club Deportivo Alavés (…), con alicientes extraordinarios para los deportistas».

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Bendijo el campo el párroco de Gamarra Mayor y asistió el presidente albiazul, José Gabriel Guinea. El propio Alfaro, tirando de su vena artística, ayudó en la decoración de la Casa-Club. Según la prensa, aquí se había «hecho alarde de buen gusto -cosa lógica, habiendo intervenido el vocal de la sección de golf del Club Deportivo, don Tomás Alfaro, distinguido amigo nuestro- y cuyo edificio consta de amplio salón restaurant, decorado con sencillez no exenta de elegancia, varias habitaciones para cambio de ropa, cocina, water-clox (sic) y otros servicios auxiliares». La prensa deseó «muchos aciertos a los señores comisionados de golf, y una vida activa y próspera a la sección del club, que tan acertadamente gobiernan», pero en la práctica esta duró poco, pues el Alavés se centró más tarde solo en el fútbol.