![La vuelta a Mendizorroza de un vitoriano ilustre y dos goleadas históricas](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/08/31/historia-albiazul-alaves-U20099448413NNB-U21042720790fHG-1200x840@El%20Correo.jpg)
![La vuelta a Mendizorroza de un vitoriano ilustre y dos goleadas históricas](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/08/31/historia-albiazul-alaves-U20099448413NNB-U21042720790fHG-1200x840@El%20Correo.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los dos partidos que el Deportivo Alavés disputó contra el Valencia en su segunda etapa en Primera división (de 1954 a a 1956) supusieron un auténtico atracón de goles. En el primero, el 20 de marzo de 1955, el Alavés logró su mayor goleada histórica ... en la máxima categoría (7-0). Al año siguiente, el 1 de abril de 1956, el choque terminó con empate a tres.
Además, esos dos días Mendizorroza pudo ver sobre el césped a un vitoriano ilustre que volvía a su casa. Se trataba de Juan Carlos Díaz Fernández de Quincoces, conocido como Quincoces II, en honor a su tío Jacinto, el mítico jugador de la primera etapa gloriosa albiazul. Nacido en Vitoria el 26 de enero de 1933, Quincoces II comenzó a dar patadas al balón en el colegio San José de la calle La Paz, antecedente del actual San Viator. Tras un tiempo en el C.D. Vitoria, se desplazó a Valencia, donde se había asentado su tío.
Fue precisamente Jacinto Quincoces quien, siendo entrenador del equipo 'che', le dio la alternativa en Primera en abril de 1954. Al año siguiente ya era defensa titular del Valencia y como tal acudió a Mendizorroza dos años consecutivos. Aprovechando el viaje, en 1955 fue objeto de un homenaje por parte del Vitoria, al que se unió «la afición vitoriana en pleno». Pese a perder por 7-0, Quincoces estuvo acertado: «En su haber el haber evitado un gol claro, imponiendo orden en la defensa». Después del partido, mostró su desilusión por el resultado y alabó al Alavés, que había jugado muy bien y se había adaptado mejor al terreno de juego. El defensa vitoriano le echó incluso un poco de humor, explicando que el Valencia no estaba teniendo suerte en sus salidas al norte: «Nos llevamos entre Bilbao, San Sebastián y Vitoria, de las provincias vascongadas, diecisiete goles: ¿todo un récord, eh? ».
Al año siguiente se repitió el buen ambiente en Mendizorroza: «El Valencia, que saluda desde el centro del campo, es recibido con aplausos, muchos de los cuales se dedican al alavés Quincoces, que milita en las filas valencianas». Tal y como puede verse en la imagen que acompaña a este artículo, el vitoriano se acercó a saludar a familiares y conocidos en las gradas. Además, jugó muy bien: las crónicas resaltaron que había «ganado mucho en serenidad y seguridad. Es el alma de la defensa de su equipo. Una gratísima impresión». Al terminar el choque, «muchos aficionados, algunos de ellos familiares de Juan Carlos, solicitan permiso para entrar en la caseta a felicitar al jugador alavés». En una entrevista explicó que le hubiera gustado ganar, pues «ante todo hay que defender los colores de uno. Claro está que el Alavés también me tira, pero pertenezco al Valencia».
Quincoces II fue ocho veces internacional con España. Tras once años en el Valencia (1954-65), firmó por el Murcia, donde estuvo dos temporadas. Con treinta y tres años pensó que era el momento de retirarse del fútbol y se fue a vivir a Pamplona para trabajar en la Universidad de Navarra, obra corporativa del Opus Dei (institución católica de la que Quincoces II fue miembro supernumerario). Aquí fue director del Servicio de Deportes y gerente de la Asociación de Amigos de la Universidad. Se casó con Maite Torquemada, con la que tuvo nueve hijos.
Estando en Pamplona, tan cerca de Vitoria, no pudo resistir la llamada de auxilio de un Alavés que pasaba por momentos muy difíciles y, en la temporada 1966-67, sorpresivamente se incorporó a la plantilla albiazul: por cariño a su ciudad natal, el veterano internacional pasó a jugar en Tercera. Además, mediada la campaña, el club llegó a un acuerdo amistoso para rescindir el contrato a Félix Elizondo con el fin de ahorrarse el sueldo de entrenador. Para sustituirlo, echó mano de Quincoces II, que poseía el título requerido. A partir de ese momento, compatibilizó el cargo de técnico con el de defensa, aunque al principio estaba lesionado. Fue su última experiencia en el deporte profesional. Falleció en Pamplona el día 28 de noviembre de 2002.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.