Alineación del Deportivo Alavés de la temporada 1942-1943. El Correo
Historias en albiazul

El héroe de la batalla de Teruel

Fernández Montoya, que firmó por el Deportivo Alavés en 1942, tuvo un papel destacado en aquella contienda bélica

Jueves, 28 de noviembre 2024, 00:47

Muchos jugadores del Deportivo Alavés de las décadas de 1930 y 1940 participaron como combatientes en la Guerra Civil. Esto es lógico, pues se trataba de varones jóvenes y, por tanto, en edad militar. Los hubo en uno y otro bando, tanto voluntarios como reclutados, ... al ser llamados a filas con su reemplazo. Uno de ellos fue Tomás Fernández Montoya, que se integró en el ejército vencedor y tuvo una destacada actuación en la batalla de Teruel, una de las más cruentas del conflicto.

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El 15 de diciembre de 1937, el Ejército Popular comenzó un ataque sobre la ciudad aragonesa. La resistencia de sus defensores no impidió que el 8 de enero de 1938 Teruel cayera en manos republicanas pero, tras duros combates, las tropas sublevadas recuperaron la capital, y lograron definitivamente la victoria el 22 de febrero. Hubo encarnizados combates y actos heroicos por parte de soldados de ambos bandos, que además sufrieron un frío siberiano.

En la Nochevieja de 1937, las temperaturas descendieron hasta los 18 grados bajo cero. Más de un metro de nieve cubría el campo de batalla. Según cuenta David Alegre, «cabe imaginar el tremendo esfuerzo que hombres y bestias hubieron de hacer durante aquella terrible Nochevieja para retornar a las posiciones, en medio del manto blanco que lo cubría todo. El combatiente vitoriano Tomás Fernández Montoya, de la 1ª agrupación de la 61ª División, comandada por Muñoz Grandes, fue uno de los que llegaron a las puertas a la ciudad la tarde del 31 de diciembre«.

Soldados, durante la batalla de Teruel. E. C.

«Este vasco se pasaría la noche en vela para cumplir una misión de enlace que en circunstancias normales le habría tomado una hora, pero que en aquel caso le llevó ocho. Tenía que contactar con el puesto de mando de la División para comunicar la posición de las avanzadillas a la orilla del Turia. Tal era el paisaje lunar dibujado por el espeso manto de nieve que resultaba imposible orientarse en la oscuridad, siendo la única referencia útil los grupos de combatientes reunidos en torno a hogueras, que no eran muchas por la falta de leña y la humedad del suelo. Tras cumplir su misión, volvió con sus compañeros de agrupación por la mañana. Más tarde recordaría que había «pasado los peores días de mi existencia», culmina.

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Terminada la guerra, Fernández Montoya se reintegró a la vida civil como maestro nacional, ejerciendo en Álava hasta su jubilación. En 1964 recibió una remuneración especial del Ministerio de Educación por sus «servicios excepcionales de carácter docente». Su paso por el Alavés fue efímero. En agosto de 1942 se anunció que Montoya, como se le conocía, formaría parte de la plantilla del club en la temporada que estaba a punto de empezar. El curso 1942-43 fue desastroso para el Alavés. Disputó la Liga en el Grupo II de Segunda y quedó el último, tras ganar un solo partido. Marcó nueve goles y recibió treinta tres. Para evitar el descenso, aún tenía la opción de jugar una promoción. El Alavés lo hizo mejor, pero aún así bajó a Tercera.

Montoya sólo disputó un partido de promoción contra el Baracaldo en Mendizorroza, el 27 de junio de 1943, que terminó con empate a dos. Ninguno de los dos equipos se jugaba nada, por lo que el campo estaba casi vacío. El Baracaldo trajo un equipo de circunstancias y el Alavés, junto a titulares como Anda, Ubis II, Ramón, Wünsch o Galart y Gamón (que fueron los autores de los goles), alineó a varios suplentes, como el propio Montoya. Este no tuvo una destacada actuación, pese a intentarlo en dos posiciones: «En la segunda parte permutaron Gamón con Fernández Montoya y Tano, quedando Tano de extremo derecha, Montoya de la izquierda y Gamón de interior del mismo lado».

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'Pensamiento Alavés' aconsejó «encarecidamente a todos los aficionados al fútbol que, cuando se anuncie un partido entre el Baracaldo y el Alavés con las mismas alineaciones de ayer, lo más sensato y acertado es no acudir al campo escenario de la contienda». Era «el final de una triste etapa del club vitoriano».

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