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Dos latigazos. Dos momentos de inspiración le bastaron al Alavés para quedarse los tres puntos y superar a un Celta, que puso más fútbol por momentos, pero que fue muy inferior en la pelea, el deseo y la entrega. Marcaron Lisandro Magallán (partidazo del central ... argentino) y Lucas Pérez. Ambos en la segunda mitad, cuando mejor juegan los equipos de Asier Garitano. Merecida victoria. Con dos fogonazos en las dos mejores acciones. Y pudieron ser más los goles. Joselu, que luchó mucho y bien, no estuvo acertado en el remate y mandó dos balones que pedían red (ya no había portero) al larguero en la primera parte y desviado por muy poco en la segunda.
Sin embargo, pudo ser otra la historia. Un contraataque del Celta que terminó en gol de Santi Mina fue anulado por el videoarbitraje. Acertó, como no puede ser de otro modo. Mina estaba en fuera de juego cuando recibe de Aspas. Quedó la duda de si el balón llegaba de Duarte o del pequeño ariete gallego. No la había tocado el albiazul y el gol no subió al marcador.
También anuló el VAR un penalti señalado a los celestes, a Rafinha. El ex del Barça, presionado por Joselu, toca el balón con la cara. Balonazo. El árbitro, González González, quién sabe porqué, pensó que le había dado en la mano. Así que al descanso se fue con el empate a cero inicial. Con Mina y Aspas creando mucho peligro y con el Alavés fiándolo todo a una salida tras presión.
La receta de Garitano dio mejor resultado en la reanudación. La trampa que una y otra vez tendían Manu y Wakaso a Lobotka les dejaba salir directos hacia el área de Rubén. Primero avisó Joselu de cabeza. Rozando la cruceta. El portero gallego la sacó con los dedos.
Y en ese mismo saque de esquina: gol. El golazo de cabeza de Magallán. Incontestable. Con todo desde atrás. La puso el guante de Lucas y el argentino, que además evitó dos claras ocasiones del Celta atrás, reventó las redes de Mendi para adelantar a los suyos.
Pudo cerrar el encuentro el Alavés, pero inexplicablemente abdicó del fútbol y se echó atrás. Buscaba una contra. Llegó. En realidad fue una perrería de Aleix, que entregado a su anárquica posición en el campo (por dónde quiere y cuándo quiere) le robó la cartera a Lobotka, centró para la llegada de Lucas -raso y duro- y el gallego, con la zurda -de otro latigazo- la manda acariciando el palo derecho de Rubén Blanco.
Dos goles, tres puntos y otra semana que el Alavés puede estar tranquilo con 11 puntos ya en la clasificación.
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