Luis Rioja | Jugador del Deportivo Alavés
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Luis Rioja | Jugador del Deportivo Alavés
«Mi intención era ahorrar y abrir un negocio, no jugar en Primera. Le debo todo al Alavés»Luis Rioja (Las Cabezas de San Juan, 1993) está de aniversario. «El 15 de julio se cumplieron diez años desde que salí del pueblo y fiché por el Madrid», cuenta desde un patio del resort de Villaitana que le recuerda a Andalucía. De camarero al « ... mejor club del mundo», todo lo que ha vivido después le resulta fascinante. «Yo solo tenía intención de ahorrar y abrir un negocio, no de jugar en Primera». Se ruboriza con la idea de pensar que el Alavés le deba algo a él pese a ser el máximo goleador del agónico ascenso.
– Quería devolver al Alavés a Primera y lo logró.
– Fue precioso. El orgullo que te crea quedarte después de bajar y subir el primer año es indescriptible. Además, el Alavés me dio la oportunidad en Primera dentro de un club centenario y todas las partes del club se merecían una alegría así.
– ¿Quién le debe más a quién: Rioja al Alavés o al revés?
– Yo al Alavés. Siempre. Yo era un jugador de Segunda B. Solo había estado un año en Segunda. Y tampoco era joven. Era un novato, sin experiencia y es verdad que aquí he tenido un rendimiento óptimo, pero es gracias al club.
– Pero su año en Segunda con el Almería ya fue bueno.
– Sí, pero mi máxima era mantener la categoría y tratar de estar los máximos años en Segunda. Llevaba cuatro o cinco temporadas en Segunda B. El fútbol es una rueda, pero la de Primera para mí no me la esperaba. Y ahí, ya con varias ofertas, la predisposición del Alavés desde el minuto uno fue impresionante. Y aquí los extremos suelen rendir bien.
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Iván Benito
– Con 19 años estaba jugando en un equipo modesto de Tercera. ¿Cómo de lejos veía la Primera?
– El 15 de julio hizo diez años desde que fiché por el Madrid. Fíjese que en el Cabecense pensaba que no iba a jugar. Era camarero y pasaba más por echar las primeras jornadas a ver si me sentía cómodo porque era complicado compaginarlo. Y además había muy buenos extremos, los mejores de siempre. Pero tuve suerte. El mejor, se casó y se fue de viaje las primeras jornadas y el otro se lesionó. Y cuando vino el de la luna de miel, entramos juntos al descanso, lo bordamos y ya no nos sacaron del once. Fue el año más bonito y emocionante.
– ¿Más que este último del ascenso?
– Es que es diferente. Ahí hablamos de un niño, que es camarero y que a los tres partidos te mandan un mensaje de que hay doce equipos pidiendo acreditaciones para verte a ti. Ostia. Eso es muy bonito y pasa muy rápido. El ascenso fue muy épico y ningún equipo va a repetir subir en el 129, por el VAR y en el campo en el que bajamos. Por lo otro es especial.
– ¿Cuál fue su primer capricho de futbolista?
– No tuve. Mire, llego al Madrid pero no podía pagar el alquiler. Me tienen que adelantar la primera nómina y dejarme unas zapatillas para el gimnasio. Mi máxima era ahorrar. Yo no sabía cuánto me iba a durar, cuánto tiempo viviría del fútbol, y yo pensaba en ahorrar para, ya que estaba lejos de casa, poder montar un negocio cuando volviera. O al menos intentarlo.
– Que un jugador de Primera diga lo de ahorrar es chocante.
– Puede ser, pero es que yo soy muy normal. Soy igual que hace diez años. Cobro mucho más. Va en consecuencia. Pero yo no podía pagar el alquiler. Luego bueno, vivía bien, no me quitaba de nada e iba ahorrando.
– También es atípico porque no tiene tatuajes. Explíquese.
– Es que me gusta verlos, pero no sé si me quedarían bien. E imagínate de mayor. Y encima, que duele mucho. Que me digan lo que quieran, pero te están clavando una aguja, coño. Cómo no va a doler.
– Otro tópico de los futbolistas. Querer jugar en el extranjero.
– Pese a que me costó mucho estar en Madrid cuando salí del pueblo por primera vez, ahora soy muy abierto. Tengo mi pareja que se adapta muy bien y rápido a todo. Y sí que probaría. Ya no me echaría atrás. De hecho, ahora me gusta visitar otras culturas, saber cómo es la vida más allá de mi propio país. Pero ahora no me lo planteo.
– Ahora llueven las ofertas de Arabia.
– Sí, están de moda, pero aunque llegue alguna, yo quiero estar este año en el Alavés y vamos a hacer un año bonito.
– ¿Cómo de importante ha sido su hermano en su carrera?
– Enorme. Hemos pasado muchas necesidades y mi hermano me ha encaminado a ser fiel a lo que me gusta y quiero. Él sabía que era una persona con mucho carácter y me ha sabido encauzar.
– ¿Era rebelde?
– No, pero muy vinagre. Lo sigo siendo. Y se ve en mi juego, ¿no? Bien canalizado es bueno pero si saco estos prontos cuando no debo… puede ser perjudicial. Pero él ha sabido sacar lo mejor de mí. La parte más importante del futbolista es cuando no hay focos y no estás en el verde. El que ahí tenga una vida vacía no va a poder rendir en el campo. Si yo lo hago es porque tengo a mi padre y a mi hermano detrás. Mi hermano es mi amigo. Me llamo con él tres veces al día para decirnos nada. Y más ahora en el mercado, aunque sea para comentar un fichaje.
– ¿Le gusta estar pendiente de los movimientos del mercado?
– Sí. Y de los rumores de todos lados, soy muy friki. Ahora que no hay fútbol veo tenis, pero en temporada me veo todos los partidos que puedo a la semana. Soy jugador y amo el fútbol. Si me retiro mañana, veré doce partidos por jornada.
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– Le suelto un rumor. Su excompañero Marcos André, al Alavés.
– ¡Qué mala suerte tuvo en el Celta B! Casi no pudo competir porque no le tramitaban la ficha. Pero es muy buen jugador, con una cualidades muy marcadas y nos daría mucho. No sé en qué punto está pero vamos, los rumores del Alavés me los sé todos.
– El año pasado fabrica 15 goles, mientras que en Primera no pasó de 8. Con los galones que tiene en el equipo, ¿siente que tiene que mejorar las cifras para lograr la salvación?
– Ni lo he pensado. No soy mucho de cifras. Pienso que si tienes buen rendimiento, los números llegan. A veces, por cuestiones mías de no saber finalizar, acabas con menos goles. O he puesto buenos pases que los compañeros no han tenido la suerte de meterla y no me computa. Dependo del equipo y creo que va a ser bueno y entre todos haremos un buen número de goles que hará crecer al grupo.
– ¿Qué le parecen los nuevos fichajes?
– Muy buenos. A Giuliano es difícil pillarlo, el tío vuela. Es ADN Alavés y se va a ganar a la gente. Nos va a dar mucho con la presión y con las caídas a banda. Antonio es muy camaleónico, tiene una facilidad encantadora para ganarse al vestuario y ya veis cómo juega. Y luego Guevara, una pasada. Tiene mucha calidad, supera líneas con cada pase y va a ser el enlace defensa-ataque para llevar el balón con la máxima ventaja a los de arriba.
–¿Qué les va a transmitir a los que están por llegar? ¿Qué lección aprendieron del descenso?
– Que hay que afrontar cada partido como si fuera el último. Los días que estemos bien no podemos perder. Hay que sacar carácter, garra y orgullo del club y transmitirlo en el campo. Es imposible decir hoy que nos vamos a salvar. Somos 20 equipos con ambición y hay que ganárselo. Y valorar cada punto, que es oro.
– ¿Qué Alavés se verá este año?
– Muy parecido al del año pasado. Competitivo todos los partidos y más concentrados porque tiene que haber muchos menos errores. Tener una buena solidez defensiva es clave y si somos un bloque, al rival le costará ganarnos.
– Ha pensado en que si se hubiera ido al Espanyol…
– Sí, cuántas vueltas da el fútbol ¿eh?. Subimos nosotros y baja el Espanyol con una plantilla para pelear por cosas bonitas. Esa es la esencia del fútbol. Estas cosas inexplicables.
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