Lucas, a punto de golpear el penalti contra el Valladolid. Sergio Borja

Lucas Pérez vuelve a afilar el colmillo

El delantero gallego ha tardado siete encuentros en anotar, los mismos que el curso pasado; entonces inició una sobresaliente racha

Jon Aroca

Vitoria

Miércoles, 11 de noviembre 2020, 00:24

Lucas Pérez ya huele el aroma de la pólvora. Le ha costado abrir el barril. Por momentos, parecía inverosímil que no cediese a sus intentos. Pero no ha sido hasta ahora, en el momento en el que la batalla supera ya un cuarto de su ... duración total, cuando ha logrado romper la tapa. Contra el Levante, el delantero gallego pudo celebrar su primer gol de la temporada. Ha tenido que esperar siete encuentros para anotárselo.

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Su aportación, mermada por unos problemas físicos, era constante y valiosa. Pese a no haber conseguido convertir. El triunfo frente al Athletic se entiende en gran medida por el impacto que causó tras salir desde el banquillo. Frente al Valladolid estrelló un penalti en la madera y convirtió una notable volea que sólo un fuera de juego, VAR mediante, le impidió celebrar. Le bastaron cuatro minutos en Valencia para liberarse de la creciente carga de partidos sin anotar. La cuenta se ha detenido en quince. No transformaba un gol desde febrero.

El aficionado más supersticioso, eso sí, puede encontrar en esta sequía una señal para mirar al futuro con alegría. Ha marcado en su séptimo partido jugado esta temporada. El año pasado también tuvo que pasar seis sin ver portería para poder hacerlo frente al Mallorca. Entonces, eso sí, inició una infalible racha de siete encuentros seguidos anotando. Entró por la puerta grande en el libro de récords albiazul. Sus números despues se frenaron. Aunque, con once, compartió con Joselu el galardón de máximo anotador albiazul. El siete que también luce en su espalda está impreso en la mayoría de efemérides que ha vivido con la zamarra albiazul. El Valencia, la semana que viene, medirá la fiabilidad de estos números.

Lucas nunca ha se ha confirmado como un goleador letal. Tampoco ha vivido largas sequías. En ese término medio se ha labrado una carrera con goles en cuatro países y un rendimiento constante. Es un futbolista con talento y cualidades para aportar más allá de los goles. En un Alavés que ha mostrado una recurrente falta de fluidez en su juego, el gallego se convertía muchas veces en el eslabón que permitía mejorar la calidad de la posesión. A costa, eso sí, de retrasar un buen puñado de metros su posesión y alejarse de su zona de influencia. Los goles que habría podido marcar en un contexto más propicio, en un equipo con mayores cotas de posesión, quedarán siempre en meras hipótesis.

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Karpaty, PAOK y Dépor

Tampoco ha logrado nunca una racha goleadora tan larga como la que firmó el curso pasado. Aunque ese tampoco fue su mejor año goleador. Hace un lustro anotó diecisiete goles con el Deportivo de la Coruña. Fue su primer papel protagonista tras años de secundario en los confines del Viejo Continente. Se labró su llegada al Dépor demostrando su buena puntería en Ucrania y Grecia. Anotó seis en su primera temporada completa en el Karpaty. Siete en los siguientes seis meses le valieron una llamada del Dinamo de Kiev. De la capital ucraniana se marchó tras vivir media temporada de pesadilla. Aterrizó en Salónica para confirmarse como una solvente goleador con el PAOK. Firmó nueve, encabezó sus primeros titulares y recibió la llamada del Dépor. El Arsenal le hizo dar su último salto. Allí pudo marcar en Champions. Sólo lo fue en un partido. Por partida triple. Su último hat trick hasta ahora.

Anotó ocho en un curso con apenas protagonismo. Volvió cedido al Dépor. Sus ocho goles no fueron un mal botín, pero el descenso del equipo dio una pátina amarga al reencuentro. En su regreso a Inglaterra se marchó al West Ham. Con un rol muy secundario, apostó por volver a la Liga. En el verano de 2019 llegó a Vitoria con un contrato de tres años. El primero lo solventó con nota. Ahora acaba de dar su primer zarpazo en el segundo. Que siga anotando es cuestión de tiempo. Para Lucas, marcar es como montar en bicicleta: nunca se olvida.

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