La Liga de las emociones entra en escena

Las matemáticas siguen en contra del Alavés, pero el refuerzo anímico de otro triunfo solvente en fondo y forma da solidez a sus opciones. Máxime, cuando debe enfrentarse al único equipo que ya ha perdido la categoría, el Levante. Su margen de maniobra es reducido e incluso una victoria podría ser insuficiente, pero el equipo vitoriano y sus aficionados llegan a la cita con la convicción de que no todo está perdido.

«Esta victoria nos permite seguir vivos y seguir creyendo», resumía Julio Velázquez tras derrotar el miércoles al Espanyol. Aunque entonces todavía estaba a la espera del obligatorio tropiezo del Cádiz -como así sucedió el jueves- el técnico verbalizó el sentir de un vestuario que recuperaba la fe tras el tropiezo contra el Celta. El Alavés ha vivido este curso una inestabilidad que se ha agudizado en las últimas semanas. Del solvente triunfo ante el Villarreal al naufragio casi decisivo contra el Celta y, de ahí, la rehabilitación del miércoles. Ahora se agarra al guiño del calendario para confirmar esa tendencia y llegar a la jornada decisiva con opciones.

El Levante llegará al choque con los albiazules tras certificar su descenso a Segunda el jueves. Una realidad que siempre ofrece la incógnita de cómo responderá la plantilla granota toda vez que ya no tiene objetivos. Por lo pronto, el capitán del equipo, José Luis Morales, apeló a competir en su último encuentro en casa. «Hay que seguir siendo profesionales hasta el último partido. No podemos desperdiciar ni un minuto más en Primera», explicó tras caer contra el Real Madrid.

En esa línea también se posicionó el presidente del club, Quico Catalán, muy discutido por la hinchada. En la que cree que será «una tarde difícil», el dirigente apeló a la grada. «Lo que le pido a la afición es que crea y se sienta orgullosa de sus colores», explicó, e incidió en mantener la fe en el proyecto del próximo curso. El club solo tiene el incentivo económico de su posición final. Una cifra que puede variar en cerca de un millón de euros, importantes para su reconstrucción en Segunda.

El Mallorca no consigue escapar de la particular irregularidad que atenaza a los equipos de la zona baja. El equipo bermellón cayó el fin de semana con contundencia ante el Granada, un rival directo, en su propio campo. Una derrota que amenazaba con desangrarlo pero taponada tras el empate del miércoles en casa de un aspirante a Champions, el Sevilla. El Mallorca aguantó para igualar y, pese a que sigue en descenso, ha logrado reconducir el rumbo.

Los bermellones tienen por delante duelos directos ante el Rayo y Osasuna, rivales sin nada en juego. El pleno de puntos los dejaría muy cerca de la salvación. A eso y a la necesidad de reconciliarse con la grada tras el naufragio contra el Granada se agarra el equipo de Javier Aguirre. «Estamos en deuda con nuestra afición», reconoció el preparador. En lo que les queda, el portero Reina apela «a ganar y a dar guerra» para lograr mantenerse en la élite.

El Cádiz llega al esprint final fuera del descenso, pero con un ogro en la primera de sus dos últimas paradas. El cuadro amarillo debe recibir en casa a un Real Madrid que ya demostró frente al Levante su rotunda superioridad pese a tener la Liga ya ganada. Pero los andaluces saben que, de ganar el encuentro, podrían tener la permanencia casi matemática. Como mínimo, dejarían fuera de combate al Alavés antes del encuentro entre ambos de la última jornada.

El Cádiz quiere creer en la sorpresa, como ya lo hizo hace unas semanas en el campo del Barcelona. Su entrenador, Sergio, definió bien el ánimo del equipo. «Si el Mallorca piensa que se va a salvar y si el Alavés piensa que se va a salvar, el Cádiz tiene que pensar que se va a salvar porque en estos momentos tiene más puntos. Tenemos mimbres para pelear por la victoria», resumió.