Las lesiones fracturan la defensa del Alavés

Noveno gol de Samu Omorodion. Ocho con la camiseta del Deportivo Alavés y uno con la del Granada. A uno del límite inferior de aquel ambicioso reto que se marcó a principio de temporada –entre diez y quince–, que ya no llama tanto la atención como entonces. Algo se desbloqueó en la cabeza del delantero melillense con el doblete que le hizo al Almería. Cuatro tantos en los últimos tres partidos. Juega más suelto. Y más conectado al juego colectivo, que es algo que se le demandaba. Especialmente en una notable primera mitad en la que, además del tanto, se ofreció mucho en la presión y robo de balón.

Pero sus dos últimas dianas –Barcelona y Villarreal– no se entienden sin el renacido Álex Sola, el asistente en ambos, que ante los castellonenses firmó un gran partido, especialmente en una espectacular primera mitad. El donostiarra empezó bien la temporada, perdió la chispa –reconocido por él mismo– y vuelve a estar como un cohete. Bendito problema para Luis García, que también tiene en esa posición a Carlos Vicente, que encajó como un guante en el equipo y en la categoría tras su fichaje del Racing de Ferrol.

Lo de Sola en la primera parte fue una auténtica exhibición de desborde, regate, velocidad, insistencia, precisión... Asistencia incluida. Menuda tarde le dio a Cuenca. En notable colaboración con Andoni Gorosabel. Se entienden a la perfección. El donostiarra vuelve al primer plano; el de Arrasate, que volvía tras cumplir sanción, no lo ha dejado en toda la temporada. Sus virtudes están a la sombra de los Guevara, Guridi o el propio Samu, pero está haciendo una extraordinaria campaña. Tirando los dos, además, de versatilidad.

La que permitió a Luis García parchear una defensa agujereada por las lesiones y terminar con una línea de circunstancias. Con nombres propios. Abqar, que volvía al once mes y medio después de su último partido –ha estado en la Copa África– y cumplió con buena nota ante el gigante Sorloth. Providencial para sacar un balón sobre la línea al filo del descanso. Rubén Duarte, el chico para todo de la zaga albiazul, que empezó en el banquillo tras el retorno del marroquí y tuvo que salir al cuarto de hora por la lesión de Rafa Marín. Diligente el capitán, como siempre; oportuno en una carrera con Guedes en la segunda mitad. Y los dos guipuzcoanos: Sola empezó de extremo y acabó de lateral y Gorosabel comenzó en la derecha y acabó en la izquierda.

Falta le va a hacer esa polivalencia a Luis García, porque la retaguardia alavesista salió tocada de Mendizorroza. De entrada faltaba Tenaglia, cuyo estado inquieta en el seno del club. Y a la baja del argentino se sumó a última hora la de Benavídez, un centrocampista físico que, llegado un momento de extrema necesidad, podría ser reciclado a la demarcación de central. Una posición que lleva cojeando desde que se lesionó Sedlar y que, aunque aguantó el periplo africano de Abqar, sigue así después de un mercado de invierno que asistió a la salida de Maras –inédito en Liga– sin concretar un fichaje demandado por el entrenador.

«Si hay lesiones lo pasaremos mal», decía el madrileño. Ahí están. La de Rafa Marín, aunque no parece grave, y la de Javi López, que abandonó el campo entre lamentos, consciente de que una posible rotura muscular le frenaba en su mejor momento en el Alavés, asentado en la titularidad. Así las cosas, el equipo empezará a preparar al partido ante el Betis con tres defensas sanos: Gorosabel, Abqar y Duarte.

A ver qué pasa con Marín y con Tenaglia, pero Luis García tendrá que volver a tirar de Sola y del filial, donde aguardan Víctor Parada –lateral izquierdo– y Egoitz –lateral derecho–, que estaban en la convocatoria ante el Villarreal. Ahí, en el Aficionados, son Adrián Pérez y el juvenil Álvaro García quienes están actuando en el eje de una zaga que sigue teniendo lesionado a Stephane Keller.

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