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Ander y Carlos Guevara posan en el Paseo de Cervantes delante del estadio de Mendizorroza. Fotos: Rafa Gutiérrez
Carlos y Ander Guevara | Pasado y presente del Deportivo Alavés

El legado albiazul de los Guevara

Carlos y Ander, padre e hijo con pasado y presente alavesista, charlan al primer toque sobre el fútbol de siempre

Domingo, 17 de diciembre 2023

Ander Guevara Lajo (Vitoria, 1997) lleva la batuta del Deportivo Alavés en el retorno a Primera División. De casta le viene al galgo. Carlos Guevara Enciso (Vitoria, 1961) defendió la elástica albiazul en los albores de la década de los 80, antes de encaminar su ... vida por el camino de la medicina. Es urólogo en la Clínica Vithas San José. «La calidad se la quedó él», zanja el que fuera defensa «libre» en el Glorioso de los Cendoya, Urdaci, Larrañaga, Astarbe... A los mandos estaba José María García de Andoin.

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Los datos

  • El padre. Carlos Guevara Enciso. Vitoria, 11 de febrero de 1961. Seis partidos en Segunda con el Alavés (1980-81).

  • El hijo. Ander Guevara Lajo. Vitoria, 7 de julio de 1997. 86 partidos en Primera, 71 con la Real y 15 con el Alavés.

- Ander Guevara: Lo poco que me suena de aquel equipo es de lo que me haya podido contar mi aita (sonríe).

- Carlos Guevara: No tiene nada que ver lo de entonces con lo de ahora. Ahora es una maravilla lo que vemos aquí. Te acuerdas de qué condiciones teníamos nosotros y eran muy escasas. No teníamos campo de entrenamiento. Igual nos íbamos a Olarizu a hacer la pretemporada y cosas así. Con el filial incluso en el campo de gravilla de las piscinas. Unos balones que pesaban una tonelada y les tenías que dar de cabeza. Con Coque, que era mi entrenador, que ponía a los defensas y a despejar. Salías con la cabeza cuadrada y mareado.

- A. G.: Yo solo jugué un par de partidos o tres en arena. En los 'Marias' y en Olabide, cuando aún se usaba el campo de arriba.

- ¿Cuenta muchas batallitas?

- A. G.: No suele ponerse muy 'Abuelo Cebolleta' e irse mucho a sus tiempos. Pero de eso sí que hablamos, de cómo ha cambiado todo y de todas las facilidades que nos dan a nosotros y en su época era otra cosa. Tanto para bien como para mal, es el primero con el que comparto las sensaciones, sobre todo en los partidos. Su consejo siempre ha sido muy valioso.

- C. G.: Siempre nos ha gustado mucho hablar. Cuando estaba en Donosti casi todos los días hablábamos un poco. Y después de los partidos, por supuesto. Un mensajito antes deseándolo suerte y una charla después.

- A. G.: En casa se habla mucho de fútbol porque a todos nos gusta. Incluso mi madre y mi hermana, que eran las menos futboleras. A veces tengo la sensación de que es el tema principal, que sale automáticamente. También hablamos de otras cosas, claro.

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Carlos y Ander se ríen durante la conversación.

- ¿Y al futbolista profesional no le agobia eso?

- A. G.: A veces con amigos de la cuadrilla sí me da la sensación de que es un poco repetitivo, porque ellos, lógicamente, como aficionados quieren saber muchas cosas y te preguntan. Pero en casa de mis padres, aunque se habla de fútbol, no se me hace aburrido, es otra sensación.

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- ¿Y cae alguna crítica?

- A. G.: No suele.

- C. G.: No, porque no es de liarlas mucho, afortunadamente.

- ¿Y cómo lleva el padre escuchar alguna en la grada?

- C. G.: Ahora son todo halagos. Pero en general nunca he oído nada fuerte sobre él. Ni en Anoeta ni aquí. Y en Mendizorroza en la grada nos conocemos casi todos. Sin problema.

«El fútbol de ahora no tiene nada que ver, nosotros nos íbamos a hacer la pretemporada a Olarizu»

Carlos

- Nos conocemos todos para lo bueno y para lo malo. Se suele decir que nadie es profeta en su tierra y en Mendizorroza se ha pitado a Pablo Gómez y ha habido murmullo con Martín.

- C. G.: Ese tema ya salió durante el proceso del fichaje. Yo le dije que por eso no tuviera miedo, tú vas a hacerlo igual de bien que en cualquier otro sitio, simplemente tienes que tener minutos, coger confianza y desarrollar el juego que todos sabemos que tienes. La última temporada, al tener pocos minutos, los pocos que tenías salías y era como un examen total, que no querías arriesgar sino asegurar. Aquí hemos tenido la suerte de que ha cogido confianza enseguida y me está gustando mucho lo que está haciendo.

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- ¿Es el mejor momento de la carrera de Ander?

- C. G.: Te diría que sí. Me está recordando a cuando jugaba en el Sanse, que tenía un juego súper alegre, bonito. Seguro, pero con osadía.

- A. G.: (Sonríe) Comparto lo que dice. Mi sensación propia es muy buena ahora mismo, sentirme con confianza, con ese atrevimiento que quizás anteriormente en momentos puntuales me ha faltado. Sí puede ser el mejor momento de mi carrera.

- C. G.: Yo siempre le he visto como un líder, desde pequeño, que llevaba la voz cantante en todos los equipos en los que jugaba. Y creo que siempre has llevado el brazalete en todas las categorías. Igual en la Real en el primer equipo no...

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- A. G.: Alguna vez puntual creo que sí.

- C. G.: Siempre ha tenido esa capacidad de liderazgo, de dirigir a los compañeros. Alguien que habla en el campo.

- ¿Alguna herencia futbolística del padre?

- A. G.: (Ríe) La pregunta del millón.

- C. G.: En los genes algo habrá (ríe). Sí recordamos mucho que a éste, cuando empezaba a darle al balón, le veías todo el día en el jardín 'tin tan, tin tan'. Y cuando creció un poco más yo ya le decía 'no solo con la derecha, dale a la pared con la izquierda'. Y cogía el tío y le daba con la zurda, una, dos, tres...

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«De pequeño le insistía mucho en que le diera con la zurda. Algo habrá en los genes, pero algún mérito también tengo»

Carlos

- Así que cuando veamos un buen pase con la izquierda de Ander es mérito de Guevara padre.

- C. G.: Claro, claro, gracias al padre (ríe). Algún mérito tengo que tener.

- A. G.: Yo no le vi cuando jugaba, pero siempre ha comentado eso, que se manejaba bien con las dos piernas y yo he intentado mejorar en eso. También defensivamente, que por posición seguro que era mejor que yo. Y creo que lo voy haciendo, que defensivamente soy mejor que hace unos años.

- ¿Cómo fue aquella prueba que hizo con el Real Madrid en infantiles?

- C. G.: Le hizo tanta ilusión aquello... Es algo impresionante, claro. Pero tanto su madre como yo no teníamos nada claro eso de irse a Madrid en infantiles. Fueron unos días de entrenamiento y todo fueron muy buenas palabras. Lo hiciste muy bien, la verdad. Pero en unos meses había un torneo en León, con equipos de otros países. Y tuvo un problema de crecederas de las rodillas y fue cojo perdido (ríe). Corrías, pero no corrías bien. Me daba una pena tremenda decirle que no íbamos, pero te empeñaste que sí, que sí... Y fuimos. Pero no podía dar todo lo que tenía.

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- ¿Es cabezón Ander o qué?

- C. G.: (Asiente) Joder, menudo. Sí, sí.

- A. G.: (Ríe) Sí, la verdad.

- C. G.: Pero se veía que aquel día no podía jugar como sabía. Y mira, casi me alegro (ríe). Al final se ha desarrollado muy bien cerca de casa y ha terminado volviendo.

- En Zubieta.

- C. G.: Sí, desde cadete de segundo año. Fue a una residencia de estudiantes, en Olarain.

- A. G.: Tenían convenio con la Real para la gente de fuera, pero era un colegio mayor.

- C. G.: Y luego ya fuiste a un piso a Donosti.

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- A. G.: Estuve muchos años viviendo con Ahien, compañero en la Real. Y con Marcos Celorrio, otro chico de mi generación. Durante una época teníamos a otro chico de Vitoria, Bautista Crotto. Y en los últimos años, antes de vivir con mi chica, solo con Ahien.

«Sí puede ser éste el mejor momento de mi carrera, con el atrevimiento que en otros momentos me ha podido faltar»

Ander

- Y además se sacó la carrera de Derecho.

- A. G.: En parte por lo que me enseñaron ellos. Tanto a mí como a mis hermanos. En casa eso no era negociable. Y a mí se me daba bien estudiar. No es que me gustara, pero tenía cierta facilidad. Y aunque me fui joven a Donosti, tenía claro que eso no se podía omitir.

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- C. G.: El más aplicado de todos los hermanos.

- Esto le va a leer el resto.

- C. G.: No lo pongas (ríe).

- Sería duro volver a casa de los padres once años después.

- A. G.: Fueron como unas vacaciones (sonríe). Todos lo llevábamos de manera muy natural. Estando en Donosti cuando tenía un día libre volvía para estar con ellos. Al inicio de la pretemporada nos vinimos mi novia y yo a Vitoria y como teníamos otro sitio donde caernos cada uno fue a casa de sus padres. Y para mí fue una gozada. Lógicamente, llega el momento de decir 'estamos bien, pero es hora de estar juntos otra vez'.

- C. G.: Súper a gusto. De cuatro hijos estaban todos fuera y que de vez en cuando venga alguno está bien. Ahora estás tú al lado y vienes mucho y está la pequeña también en Vitoria.

Una familia que respira fútbol por los cuatro costados

La familia Guevara respira fútbol por los cuatro costados. Markel, el hermano mayor, es responsable de eventos en la Real Sociedad, que le reclutó de los Capitanes de Ciudad de México, dónde ejercía de director comercial de la primera franquicia mexicana de la G-League, la liga de desarrollo de la NBA. «Y no ha jugado un partido de baloncesto en su vida», bromea el padre. Antes también había hecho sus pinitos con el balón en los pies: Alavés, Antiguoko, Real Unión, Pasaia, Aurrera y Amurrio.

Fue con los dos equipos alaveses cuando se enfrentó a Ander. «Yo estaba en el 'Beriyo' (pronunciación coloquial que se da al Berio en Donostia), que después fue la Real C. Y la segunda vez, con el Amurrio, nos metió gol y nos ganaron en Zubieta. Aquello fue duro de digerir», evoca el centrocampista albiazul.

Y Joseba, el otro hermano, «está en la Liga, lleva tema de acreditaciones de prensa y tal», explica Ander. «En muchos sitios me conocen más por él», precisa. Además, «cuando vamos a jugar a Madrid y nos hace falta alguna entrada de más se mueve bien para conseguirlas». A la hermana pequeña, Nerea «le dio más por el baloncesto», apunta Carlos.

Cualquiera tosía a los Guevara en las pachangas que jugaban durante las vacaciones de verano en Peñíscola. «Se celebraban como las fiestas de la organización y se montaban partidillos. Éste (Ander) era muy pequeño, pero Markel, el mayor, ya se juntó con nosotros, que ya teníamos unos años. Lo pasábamos muy bien», rememora el padre. En su momento fue uno de los precursores del Alavés de veteranos -hoy inactivo-, pero «ya hace mucho que colgué las botas», aclara entre risas.

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