Las Palmas 1-1 Alavés

El Alavés redondea su hazaña

El duelo había arrancado con modificaciones obligadas en el once albiazul. Ausencias significativas respecto a los últimos encuentros con las bajas de Tenaglia, Benavídez, Blanco y Kike García. Nada menos que cuatro de los futbolistas que mejor han acabado la temporada. Aunque han sido bastantes más (Simeone, Carlos Vicente, Guridi...) los que han explotado a última hora. La reestructuración arrancó por incluir a Sola en el lateral derecho, retrasar a Guridi para formar el doble pivote junto a Guevara y ubicar a Panichelli como punta. También con la titularidad de un Hagi que pasará al olvido de la memoria albiazul. Otra vez calidad con muy poco rendimiento y regaló al adversario en la acción del empate canario. Su retorno a Escocia ya ha comenzado.

En el banquillo de incio se encontraron Gorosabel, Rafa Marín y Samu, tres jugadores a priori con el futuro lejos de Mendizorroza, y que aparecieron después, posiblemente para permitir su despedida. Todo ello para medirse a un Las Palmas que acumulaba trece jornadas sin ganar -al final han sido catorce- y había salvado la piel hace un semana en Cádiz. Frente a los albiazules, con la inclusión de Fabio y Lemos, dos jugadores con escasos minutos este ejercicio, en la despedida del técnico García Pimienta.

La intensidad no se negocia en este Alavés y tampoco hubo trucos en la jornada final. Una escuadra albiazul esforzada y solidaria que controló con claridad la primera mitad. A los locales les llegó para un par de oportunidades aisladas de Sandro y a los vitorianos para firmar 45 minutos de orden y llegada sin que apareciese al ansiado tanto. Ni Carlos Vicente ni Giuliano Simeone de penalti ni Sola en otra ocasión pintiparada. Faltó acierto para aprovechar la producción ofensiva -algo que ha sido norma esta temporada- y sobró un inspirado Vallés en la meta amarillla. Antes del duelo el cancerbero sevillano había recibido el trofeo a mejor jugador de la temporada y le sacó brillo.

Otra vez, en cualquier caso, el Alavés dejaba detalles de lo que le ha llevado a un ejercicio exitoso. Ese equipo camaleónico que reclama Luis García Plaza, pero sobre todo equipo. Replegado si es necesario para buscar los contragolpes con verticalidad, pero también con recursos para salir con el balón controlado. O para meter un pase de película, como el centro con el exterior de Giuliano a Carlos Vicente. O con un Guridi en esta ocasión en la función de centrocampista puro. Ya se sabe que el de Azpeitia es un correcaminos adaptable a casi cualquier posición, pero ésta en el eje del equipo se antoja realmente la suya. Físicamente poderoso pese a una imagen que puede sugerir endeblez, con buenas decisiones para dar continuidad al juego y llegada al área rival. Poco más se puede pedir.

Por fin, ya tras el descanso, llegó el tanto que hacía justicia. Balón ganado por Panichelli y llegada de Giuliano. Todo verticalidad. Error en el mano a mano primero, pero rescate de pillo posterior para servir el balón a Carlos Vicente. Ventaja y sentencia desperdiciada poco depués. Otro buen balón parado de Duarte para el cabezazo de Rafa Marín al palo. Ante la intensidad alavesista, Las Palmas naufragaba en casi todos los aspectos. No parecía tomarse demasiado en serio el duelo y al Alavés solo le faltó aumentar levemente el volumen ofensivo para ensordecer el partido definitivamente.

Pero llegó el 1-1 en un regalo de Hagi en zona prohibida e, incluso, unos minutos de cierta zozobra. También de cambios y un estreno con la camiseta albiazul, la del lateral zurdo Eneko Ortiz. Otra hornada que llega desde el Ibaia, que en los últimos años ha comenzado a fabricar pan con regularidad. Pudo el Alavés también volver al triunfo con una última acción de Samu, que no quiso ver el pase y metió una puntera que salió alta. No han sido precisamente los mejores sus últimos meses. Con ocho goles albiazules saldrá del club, una marca, eso sí, nada desdeñable.

Tuvo el delantero sus momentos, sobre todo en la recuperación de enero, como otros han tenido los suyos. Con ese impulso de competencia interna que ha servido para mantener el nivel del Alavés durante muchos meses. Altos y bajos, como en cualquier temporada, pero una media notable. De actitud y de juego. Que además de un final pleno de tranquilidad el cuadro vitoriano ha ofrecido por momentos fútbol de calidad. Una combinación para recordar.