Alavés

El laberinto estival de Luis Rioja

Los del central marroquí y el carrilero canario también han sido explicados con nitidez por el club: tienen una oferta de renovación que les situaría en lo más alto de la escala salarial de la plantilla, pero si no la aceptan se estudiarán las propuestas de otros equipos.

Dicho de otro modo, en palabras de Sergio Fernández: «Nos gustaría que siguieran porque son piezas fundamentales, pero somos una industria vinculada al deporte y necesita generar. Si no quieren continuar, buscaremos un rédito. Si no podemos atender aspectos deportivos, tendremos que atender los económicos». Alto y claro. El último caso, el del extremo izquierdo, es el más intrincado. «Es diferente», según apuntó el propio director deportivo albiazul.

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Porque el sevillano ya pidió en enero salir al Betis y entonces «el pacto fue atender» sus deseos ahora. «Tenemos que resolver esas inquietudes y tomar una decisión buena para todos», precisó Fernández. Y en esas andan ahora. Pero la ecuación no es sencilla. Porque el jugador nunca ha ocultado que su deseo es jugar en el conjunto verdiblanco, pero en Heliópolis ahora no tienen prisa; y el Valencia, que también está interesado, no ha hecho oferta formal y su intención inicial no se acerca a las cifras que pide el Alavés.

Una operación a varias bandas con muchas aristas. La edad: Rioja cumplirá 31 años en octubre, está ante la posibilidad de firmar su último buen contrato y el Alavés, ante la opción de hacer caja por un futbolista que ya le ha dado varios años notables de su fútbol. Y el propio rendimiento deportivo: el sevillano es una pieza importante, pero en las últimas jornadas perdió protagonismo ante la pujanza de Giuliano Simeone. El club albiazul quiere seguir contando con el argentino, aunque no será fácil, y ha preguntado por el extremo izquierdo del Racing Íñigo Vicente, pero el club cántabro se remite a su cláusula de 6 millones de euros.

Luis Rioja aterrizó en Mendizorroza hace cinco años, en 2019, procedente del Almería, a cambio del algo más de un millón de euros que marcaba su cláusula de rescisión. Era su estreno en la elite y acusó el salto. Le costó. «En apenas doce meses pegué un salto enorme de Segunda B a Primera División y creo que me afectó mentalmente», reconoció en su momento. «Pensaba más en defender, me olvidé un poco de la faceta ofensiva y cuando quise reaccionar ya no tenía confianza ni capacidad. Quise convencer de una manera que no era la mía», explicaba.

En su primer año en Vitoria fue titular 19 veces y no marcó ningún gol. Al siguiente salió de inicio en 25 partidos, firmó cuatro dianas y fue pieza clave de una salvación agónica. Como lo fue en el ascenso del año pasado, cuando fue el máximo artillero albiazul con diez tantos. Este año volvía a jugarlo todo, pero en el tramo final fue uno de los damnificados de la revolución de Luis García para agitar un equipo que parecía haberse estancado. En las últimas siete jornadas, de hecho, solo disputó 123 minutos. Ahora está en el laberinto del mercado. Y Luis García ha sido claro con el club y con el jugador: cuenta con él, pero, como la propia entidad, entiende que Rioja se ha ganado la posibilidad de elegir su futuro.