El último día en el Alavés

El Alavés ya ha expresado su deseo de seguir contando con Antonio Blanco y con Asier Villalibre, pero debe negociarlo con el Real Madrid y el Athletic, respectivamente. También desea que sigan Nahuel Tenaglia y Rubén Duarte, pero las aristas de esos dos casos son más afiladas. El lateral argentino, que termina una cesión de temporada y media, ya ha expresado reiteradamente su deseo de seguir en Vitoria, pero su continuidad depende de Talleres, su club de origen.

La entidad cordobesa está dispuesta a negociar un traspaso, pero el Alavés entiende que sus exigencias económicas son demasiado altas por un jugador que allí termina contrato en diciembre y quedaría libre en el mercado de invierno. Esa opción parece enfriarse. Muestra de ello es el rastreo de laterales derechos que el club babazorro está haciendo en el mercado (Ander Capa, Ratiu). Helada se antoja una hipotética ampliación de Rubén Duarte, que, si nada lo remedia, hoy pondrá fin a seis temporadas ataviado con la camiseta albiazul.

Seis años en los que se ha convertido en el decimoctavo jugador que más partidos ha disputado en la historia del Alavés (199). «Yo lo que quería era finalizar el contrato dejando a este club en Primera», dijo en la balconada de San Miguel en la celebración del ascenso. Sonaba a adiós. «Habrá jugadores de los que terminan contrato que nos interesa que sigan y quizás ya tengan ofertas de otros equipos», había dicho Luis García. Sonaba a Duarte. Y el club asume la salida del lateral izquierdo, pretendido por otros equipos de Primera División que le acercan a casa, uno de sus deseos en el futuro contrato.

A partir de ahí, los otros cuatro contratos que expiran suenan a despedida –Salva Sevilla, Moya, Róber y Arroyo–, aunque la situación del defensa colombiano es bastante particular, puesto que el Liverpool, su club de origen, considera que el acuerdo de cesión contemplaba su continuidad en caso de ascenso y el Alavés entiende –y desea– que debe volver a Anfield. Una espina que la entidad albiazul debe sacarse antes de incorporar los dos laterales derechos que Luis García necesita para afrontar la próxima temporada.

Porque las salidas conllevan entradas. Y si el 30 de junio es día de despedidas, el 1 de julio, con muchos jugadores libres de ataduras, es el pistoletazo de salida a la configuración de las nuevas plantillas.