Isaac Alonso se enfunda la camiseta albiazul y se engalana con las pinturas de guerra en el Buesa Arena. Rafa Gutiérrez

Todos somos Alavés | Isaac Alonso, fisioterapeuta del Baskonia

El fisio azulgrana tiene los huesos albiazules

Figuras representativas del territorio alientan al equipo albiazul en su pelea por el ascenso a Primera División

Miércoles, 17 de mayo 2023, 00:21

Por las manos de Isaac Alonso pasa una de las mayores responsabilidades de la ciudad. Cuidar con mimo a los jugadores del Baskonia, encargados de buena parte de la repercusión europea de Vitoria. Que la evolución de los dolores en Zurbano sea lo más rápida ... posible. Nada que inquiete la cabeza del fisioterapeuta azulgrana, que entre masaje y vendaje rezuma optimismo si se trata de hablar de su amor por el Alavés. «Nosotros, lo que teníamos que fallar ya lo hemos fallado, así que creo que vamos a subir directos», dice el protagonista.

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Habla con sentido de pertenencia un socio de la causa albiazul «desde pequeño». En una memoria que reconoce olvidadiza, perduran los recuerdos de la General a la que fue un habitual junto a su madre y los amigos de ella y de los numerosos desplazamientos. «He estado en mogollón de sitios». Huesca, Sestao, Barakaldo, Burgos, Vigo… «Y antes no era tan fácil viajar como ahora. Muchas veces era juntarte cuatro amigos prácticamente la noche anterior y decir, 'venga, nos vamos a Huesca'». Carretera, manta y alavesismo.

Acumuló muchos kilómetros para vivir de cerca el salto de Segunda B a la final de la UEFA. «A Dortmund fuimos en tren con los amigos. Desde el principio lo pasamos genial. Fueron unos días inolvidables». Paradójicamente, su mayor recuerdo fue con el partido perdido. «Los del Liverpool se quedaron alucinados de lo que estaban viendo». Miles de albiazules «animando como locos» de camino a la estación. Por suerte, no tiene que contabilizar daños materiales en ninguno de los hurtos masivos sufridos en el viaje de vuelta ni tampoco sufrió la desafección de la etapa de Dmitry Piterman.

Mantuvo su asiento en Iraultza cuando llenar Mendizorroza era poco menos que un imposible. «Eso era realmente alavesismo, alavesismo», dice Alonso, con esa necesidad de padre de repetir dos veces la misma palabra para reafirmarse. El fisio del Baskonia desde 2015 es miembro de una familia numerosa. Dos niñas y un pequeño zagal. «Hay que meterles alavesismo en vena, a ellas también. Siempre que puedo les llevo y les encanta el ambiente de Mendi. Ahora es espectacular. Es una fiesta todos los días», valora con entusiasmo. A su pareja no le gusta tanto, pero desde aquí le agradece que respete «locurillas» como la de la final de Copa. «Fui casi directo de un viaje del Baskonia. Llegué media hora antes del partido y vuelta al acabar. Había que hacerla».

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