Alavés-Rayo Vallecano

El novato que ilusiona a la franja

En realidad, su plan era seguir como mano derecha de Iraola. Lo era desde su retirada como futbolista profesional en el verano de 2022. Ambos formaron una exitosa pareja que logró el curso pasado una solvente permanencia en Primera con un juego alegre. Gracias a ello el técnico dio el salto al Bournemouth inglés. Pérez quiso ir con él. Pero no lo logró. El sistema implementado tras la marcha del Reino Unido de la Unión Europea frustró su llegada. En el caso del fútbol se otorga una puntuación concreta a cada trabajador; para un técnico cuya carrera se limitaba a un curso como asistente alcanzar el mínimo fue imposible.

Se quedó sin equipo. En verano, el presidente del Rayo, el polémico Raúl Martín Presa, ya lo quiso para suplir a Iraola. Él lo rechazó para intentar seguir a su maestro. «Cuando el club me lo ofreció en verano no me sentí éticamente cómodo y quería continuar con Andoni mi formación y aprendizaje. Cuando vine aquí llevaba sólo un mes retirado de los terrenos de juego. Es una oportunidad que te tienta, pero la parte profesional te frena», explicaba en su presentación como técnico rayista. Entonces sí que logró ser seducido por la entidad madrileña para ponerse al mando. Apenas año y medio después de haber colgado las botas. Lo hace acompañado por el exdelantero Adrián López, albiazul en la temporada 2008-09.

El Rayo espera que recupere el juego alegre. La apuesta por Francisco pareció salir bien en un primer momento, pero el equipo se fue cayendo hasta que la situación se tornó insostenible. Sigue siendo complicada, a siete puntos del descenso, aunque los problemas de los equipos de la zona baja invitan a un optimismo similar al del Alavés. Pérez llega con un contrato hasta 2025 y con la posibilidad de extenderlo, por lo que el proyecto mira más al futuro que al presente. Aunque su planteamiento sí que es dar continuidad al fútbol de Iraola. «La idea es similar, por eso hemos trabajado juntos, y el club quiere llevar la idea y la línea que me gusta», explicó.

Ambos, que compartieron muchos años en el Athletic, se inspiran en un técnico que, como rojiblanco, marcó sus carreras: Marcelo Bielsa. En el caso de Iñigo Pérez ese impacto fue mucho más allá del fútbol. «Marcelo te ayuda a bucear y profundizar en los aspectos fundamentales de la vida», explicaba hace cuatro años en una entrevista en EL CORREO. El argentino vio en él la mentalidad idónea.

Prueba de ello, un episodio anecdótico que vivió durante su etapa juntos, de 2011 a 2013. En un entrenamiento chocó con el portero Iraizoz y se produjo una aparatosa herida. Sangraba mucho y el técnico se inquietó. ¿Puede seguir?», le preguntó Bielsa. «Si usted quiere, sí», le respondió un Iñigo Pérez que no quería perder la oportunidad de ganarse la confianza del técnico. Eso gustó a un Bielsa que dio una respuesta con el sello de la casa. «No se preocupe, si se muere la responsabilidad será mía», le dijo.

Ese vínculo también le ayudó en un momento complicado. Porque entonces algo en su cabeza no estaba bien. «Sufrí una enfermedad relacionada con la mente durante más de diez años. Cuando estuve en Mallorca todo explosionó. Nadie lo sabía. Lo había mantenido en secreto», explicaba el excentrocampista. El argentino fue uno de los primeros en conocer su estado. Con el tiempo, Pérez sanó. Se convirtió en un buen jugador de Segunda con el Numancia, fichó por Osasuna y regresó a Primera con el equipo de casa. El 22 de mayo de 2022 disputó su último partido como profesional. Semanas después ya entrenaba. Y ahora dirige el destino del Rayo.