No hace mucho que terminó la temporada 2020-21 para el Alavés. Hace apenas doce días que selló su permanencia en el Benito Villamarín. Hace solo nueve que despidió el curso goleado por el Barcelona. Pero este verano es diferente. Las fechas están más apretadas ... que nunca. Y más desperdigadas. Mientras aún hay equipos, y entrenadores, que están compitiendo –Champions, Europa League y play off de ascenso a Primera–, el conjunto albiazul está a escasos trece días de volver al trabajo, según su plan inicial.
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Salvo que la Liga modifique su intención de comenzar el próximo campeonato el 12 de septiembre, lo hará el 10 de agosto con las revisiones médicas, con la idea de empezar los entrenamientos el 12 de agosto. No queda nada. El calendario agota las hojas de julio y el Alavés sigue sin entrenador. Son circunstancias condicionadas por todo lo anterior, pero la incertidumbre marca un compás de espera más corto que en años anteriores e hipoteca la configuración de una plantilla con 32 contratos en nómina. Algunas resoluciones dependerán directamente del club –último año de contrato, límite salarial...–, pero en otros casos deberá decidir el nuevo técnico.
Pendientes de la llegada de Gracia al Valencia y la renovación de Mendilibar en el Eibar, a expensas de lo que pueda pasar con Quique Setién en el inestable Barcelona, los banquillos de Primera División están más o menos definidos. Salvo en Vitoria, donde la liturgia de los tiempos ya empieza a apretar. En los cuatro años anteriores, desde el ascenso a la máxima categoría, la confirmación más tardía fue la de Pellegrino, un 26 de junio, después de finiquitar a Bordalás. Y Asier Garitano llegó el año pasado el 21 de mayo. Solo en 2011 se dilató la decisión hasta mediados de julio, por las especiales circunstancia del tardío desembarco del Grupo Baskonia, que confió en Luis de la Fuente un 12 de ese mes.
La actual incertidumbre se asemeja a la vivida en 2014, cuando, tras la salvación agónica en Jaén, el club tanteó el mercado mientras retenía en la recámara a Alberto, que terminó renovando. En esas anda ahora el Alavés, en un particular casting que parece cercano a su fin después de tocar varias puertas y pulsar diferentes perfiles. Desde el sondeo más mediático al italiano Di Francesco hasta los obstáculos económicos de Vicente Moreno en el Mallorca o la opción de apostar por Iraola.
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Han surgido más nombres por el camino. Y el club sabe que no puede dilatar más una decisión que espera anunciar esta misma semana para poder empezar a perfilar el próximo proyecto. Lógicamente, la dirección deportiva da pasos paralelos para reforzar la plantilla, pero la primera piedra debe ser el entrenador.
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