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No tengo más remedio que remitirme a lo que comenté a la llegada de Mendilibar y poder relacionarla con la reciente de Julio Velázquez. De Mendilibar dije entonces que su cuenta atrás ya había comenzado. Y también aseguré que, una vez cometido el error de ... cesar a Calleja, Mendilibar sería el más indicado para sacar esto adelante. Y comenté que ojalá esa cuenta atrás fuera muy larga porque sería una buena señal para todos.
Pues error. Algo que con Velázquez no ocurrirá porque casi ya no queda cuenta atrás. Creo que el bueno de Julio sabrá que en este club la figura del entrenador es algo que cumple más las funciones de brujo o curandero que en los criterios lógicos de la medicina tradicional o en nuestro caso, los futbolísticos. Lo de menos es si el estilo de la plantilla coincide con el estilo o filosofía del entrenador de turno. La experiencia de este club demuestra que cuanto más dispares sean sus estilos, mejor. Es más, la mayoría de los últimos ocho o diez técnicos del Alavés han traicionado sus principios futbolísticos. La entidad tritura entrenadores y el equipo, sus estilos.
Por lo tanto, a Velázquez no se le ha traído por su estilo, sino por si tiene algún poder mágico y obra el milagro. De momento, algo muy positivo por lo que a sus declaraciones respecta: no se puede transmitir más optimismo e ilusión. Y por lo que respecta a su estilo, creo que lo bueno es que no hay estilo. Digamos el no-estilo, pues no viene con una filosofía o modelo de juego definido y concreto. Su estilo es universal.
Y otra cosa con la que me identifico es que se trata de un entrenador que ha llegado hasta aquí por vocación -de perfil bajo, que llaman los críticos- y no por haber sido futbolista internacional. Algunos insisten en decir que no tiene mucha experiencia, que no ha entrenado en Primera. El problema es que a veces en el fútbol se suele confundir experiencia con antigüedad. Antigüedad en Primera tienen muchos, pero experiencia o lo que es lo mismo, vocación y dedicación futbolística para adquirir todo tipo de conocimientos futbolísticos, además de capacidad pedagógica para saber mejorar el rendimiento, y liderazgo para manejar un grupo humano, no hay tantos. Es la diferencia entre vivir del fútbol o para el fútbol.
De ahí esa ilusión que Velázquez transmite, porque para él esto no es ningún marrón, es una nueva oportunidad, no tiene nada que perder y sí mucho que ganar. Lo mismo que hoy nuestro equipo en Pamplona. Un derbi donde nuestra ingenuidad nos hace pensar que como somos equipos hermanos y Osasuna no se juega nada, el asunto está hecho.
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