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El Deportivo Alavés ya mira a la Liga. Lo que hace apenas tres semanas no se veía nada claro, empieza a tomar visos de realidad. Y el equipo albiazul ya intuye en su horizonte el partido ante el Espanyol, en Cornellá-El Prat, entre el ... 12 y el 14 de junio. Tres meses después del duelo que Eibar y Real Sociedad disputaron a puerta cerrada en Ipurua, el 11 de marzo, el último encuentro disputado en Primera. Es el mayor parón desde que la Guerra Civil interrumpiera la actividad deportiva entre julio de 1936 y octubre de 1938. El conjunto vitoriano jugó por última vez el viernes 6 de marzo, en Mendizorroza ante el Valencia (1-1). Serán alrededor de cien días sin competir. Un paréntesis prolongado que genera muchas dudas en el rendimiento y el estado físico de los jugadores.
El Alavés cumple su tercera semana de entrenamientos. La primera fue de trabajo individual; la segunda, la pasada, ya se pudo ejercitar en grupos de hasta diez futbolistas; y ésta ya están permitidos los bloques de hasta catorce. Así ha empezado a funcionar el equipo de Asier Garitano, que el lunes, tras recibir el permiso a última hora del domingo, no tuvo tiempo para rediseñar la primera sesión de la semana. En dos grupos: en un principio eran 29 los jugadores que empezaron a trabajar a las órdenes del técnico guipuzcoano, pero Ismael se mantuvo al margen por una sobrecarga. También está prevista está semana la incorporación del canterano Jesús Owono, un cuarto portero, pero su incorporación al grupo será progresiva.
La plantilla albiazul avanza hacia la desescalada. Más trabajo. Y más entrenamientos. Como ya ocurriera la semana pasada, ésta hay programadas dos dobles sesiones. Y el domingo como única jornada festiva. Pasos hacia la normalidad, escrutada en todo momento por el supervisor de la Liga. El próximo lunes, en la penúltima semana antes de la reanudación liguera, podrán reunirse de nuevo todos en una única sesión.
El Alavés tiene claro su objetivo desde principio de temporada, una permanencia que le permitiría celebrar su centenario en Primera, donde cumpliría su quinta temporada consecutiva, igualando así su récord histórico de permanencia en la máxima categoría. A falta de once jornadas, es decimocuarto con siete puntos de renta sobre los puestos de descenso. Le faltarían ocho para alcanzar los 40 que, a priori, dan la tranquilidad. Objetivo encarrilado, pero todo cambia ahora: los estados anímicos, una dinámica que era buena antes del parón y el factor campo, que desaparece con los partidos a puerta cerrada. Baste el ejemplo alemán: en las dos jornadas desde la reanudación se han dado un 17% de victorias locales por 56% visitantes. En las dos anteriores al parón, las estadísticas hablaban de un 35% de triunfos de los anfitriones por un 24% de los foráneos.
Proporcionalmente, el equipo de Asier Garitano ha logrado el 72% de sus puntos totales al calor de Mendizorroza, donde suma 1,64 puntos por partido, el tercero que más suma en la mitad baja de la tabla, tras Levante (1,85) y Betis (1,71). Ahora tiene por delante seis partidos fuera –Espanyol, Celta, Atlético, Valladolid, Real Madrid y Betis– y cinco en casa –Real Sociedad, Osasuna, Granada, Getafe y Barcelona–.
El fútbol se sumerge en un terreno desconocido. También en el marco temporal. Liga en junio y julio, dos de los meses más calurosos del año. Y serán las temperaturas las que marquen los horarios de los partidos. Javier Tebas ha anunciado dos franjas para los días laborales (19.30-20.00 y 21-30-22:00) y tres para los fines de semana (17.00, 19.30 y 21.30-22.00). En este sentido, la patronal de clubes tendrá en cuenta la ubicación geográfica para configurar la programación de cada jornada.
Los horarios más tempraneros serán para los duelos que se jueguen en el Norte; los más tardíos, en el Sur. Es decir, los duelos de Mendizorroza serán de los primeros en sus respectivas jornadas. Fuera, las visitas a Madrid y al Betis serán de los últimos.
Cinco cambios por partido, convocatorias de 23 jugadores... Medidas para descargar a los futbolistas en un calendario condensado de once partidos en cinco semanas. Jugar cada tres días. «Las plantillas van a tener una gran importancia, los equipos capaces de meter a más jugadores en dinámica van a tener más posibilidades», resume el capitán albiazul, Manu García. Dicho de otro modo, una buena gestión de los minutos se antoja indispensable, Garitano tendrá que tirar de fondo de armario y necesarias rotaciones. Oportunidades para protagonistas episódicos.
Para los Burke, Magallán, Rioja, Borja Sainz, Pons... Para esos jugadores que participan con asiduidad pero fuera del once tipo del entrenador guipuzcoano, que antes del parón se había mantenido fiel a un núcleo duro de unos catorce futbolistas, más equilibrado tras los fichajes de Camarasa, Fejsa y Edgar en el mercado invernal. Ahora recupera a Tomás Pina y cuenta con el apoyo de cinco jugadores del filial.
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