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Sin que el Zadorra pase por Mendizorroza el campo del Alavés se ha convertido desde hace años en uno de sus afluentes. Resulta posible y hasta probable ver navegar pipas entre los pies de los aficionados. También escuchar cómo las goteras tabletean sobre asientos cercanos ... mientras cada cual se protege como puede de la onda expansiva. Ni esto ni muchos otros inconvenientes provocados por el agua en el estadio del paseo de Cervantes se han convertido en las gotas que colman el vaso y aceleran las soluciones. Al menos es lo que se deriva de un vistazo a la hemeroteca, que habla de que los problemas con las filtraciones, sobre todo en la tribuna Principal, se destaparon con crudeza en 2001. Sí, antes incluso de que el Alavés disputara aquella épica final en Dortmund y apenas tres años después de la remodelación del estadio, que se acometió tras el ascenso de 1998. La dañina granizada de julio de 2009, que destrozó el parque móvil de Vitoria y dejó el tejado del coliseo alavesista quedó como un queso gruyer, fue también una de las causas de los problemas iniciales.
Pero un informe encargado hace un lustro por el Alavés advirtió además que la cubierta de la grada anexa a las piscinas estaba «mal concebida». También apuntó que se habían invertido importantes cantidades de dinero para tratar de parchear en varias ocasiones la 'visera' de esa tribuna sin que las actuaciones resultaran eficaces a largo plazo. En la última Junta General de Accionistas el presidente Alfonso Fernández de Trocóniz recordó a los presentes qu vninguna empresa se compromete ya a intentar reparar los desperfectos porque se considera que, simplemente, no es posible garantizar el trabajo. Vamos, los expertos dejan claro que o se cambia la cubierta completa o no hay nada que hacer. Así que las goteras se han convertido poco a poco en una atracción turística más en el estadio albiazul. Como en su día, décadas atrás, lo fue aquella tartamuda megafonía de alineaciones que nadie llegaba a entender.
Las cuentas del documento encargado por la directiva alavesista en 2018 decían igualmente que una reparación integral del estadio tendría un coste de 20 millones de euros. Dado que se trata de una instalación municipal y los problemas son estucturales, tocaría sacar el dinero del erario público. Una utopía en tiempos de austeridad que acabó en el pacto para la remodelación y ampliación de Mendizorroza. Aquel donde el Consistorio 'solo' debía aportar 8 de los 55 millones totales de inversión. Pero lo que parecía la solución definitiva quedó en el limbo en el periodo de pandemia y aquel proyecto se encuentra ahora «desfasado económicamente», según apuntó el club en la reciente asamblea de accionistas.
Y sigue lloviendo en Vitoria. En los recientes partidos contra el Burgos, ante el Sevilla en la Copa... Y los aficionados colgando en sus redes sociales fotografías de rápidos y cataratas, socarronas alusiones a la necesidad de neopreno. Pronto se comparará la zona alta de la tribuna Principal con la Ruta del Agua de Berganzo. ¡Venga a Mendizorroza en un día de lluvia, vivirá una experiencia inigualable¡ «No importa que llueva si estoy cerca de ti», suele cantar la afición albiazul cuando toca mojarse. Aquí que no será por predisposición a aguantar los contratiempos y las dificultades para apoyar a la escuadra vitoriana. Otra cuestión, simplemente una más en esta ciudad, es que los proyectos y las necesarias soluciones a los problemas se eternicen o simplemente no lleguen. De momento, el agua sigue cayendo y nadie saca el paraguas.
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