Endika santamaria
Sábado, 2 de enero 2021
Marcos Llorente vuelve a casa por Navidad. Se verá las caras con el Alavés, un equipo con peso específico en su trayectoria profesional y con el que mantiene una relación especial desde que pisara por primera vez Vitoria-Gasteiz en 2016. Tras una buena temporada ... en el Real Madrid Castilla a las órdenes de Zidane un año antes, el polivalente jugador madrileño se presentó en verano con varias propuestas encima de la mesa y decidió elegir el Alavés, un equipo recién ascendido que presentó un proyecto ilusionante. Dirigido por un técnico respetado en el fútbol argentino y que finalizó su etapa como jugador defendiendo los colores albiazules: Mauricio Pellegrino.
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En una temporada de muchos movimientos en la plantilla alavesista, la fórmula de la junta dirigida por Josean Querejeta funcionó a la perfección: el Alavés acabó noveno en la clasificación con 55 puntos, fue finalista de la Copa del Rey ante el Barcelona y Llorente dio el golpe definitivo para consagrarse como uno de los jovenes talentos del fútbol español jugando 38 partidos y siendo el futbolista con más recuperaciones de balón de Primera División, 302. Un año excepcional que lo premió con su retorno al Real Madrid, dejando un cariño y una huella muy especial en Vitoria. Su paso por el conjunto blanco no fue el deseado por el centrocampista. Con Julen Lopetegui a los mandos, Marcos Llorente fue la alternativa de Casemiro en el terreno de juego y su protagonismo decreció, una situación que intentaron aprovechar los 19 equipos restantes de la Liga durante el mercado invernal solicitando su cesión, un deseo que se vio truncado con la incorporación de Zinedine Zidane al banquillo del primer equipo.
Con el francés su panorama no cambió y su rol pasó a un segundo plano, superando ligeramente los 1000 minutos de juego, gran parte de ellos en la Copa. El Alavés siempre estuvo en el horizonte esperando la oportunidad, el club blanco veía con buenos ojos que volviera a Mendizorroza, pero Llorente continuó defendiendo la elástica blanca hasta que en verano de 2019 firmó por el Atlético. Su traspaso se cifró en 30 millones de euros, y aunque su inicio no fue el esperado, Simeone decidió cambiar su posición y colocarlo como atacante, una decisión bendecida en el momento más importante de los colchoneros el pasado año: sus dos goles ante el Liverpool en Anfield sirvieron para que Llorente se convirtiera en uno de los jugadores más habituales del once y en uno de los más polivalentes de Europa.
Anfield marcó un antes y un después en su carrera, pero como el propio jugador dice: «Mi paso por el Alavés fue uno de los momentos más bonitos de mi vida».
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