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Cerca de 18 millones de euros convirtieron a Guillermo Maripán, figura primordial en el Alavés, en un salvador de emergencia para el Mónaco en cuestión de horas. A falta de oficialidad, el club albiazul cerró una operación relámpago y de enorme envergadura durante la noche ... del jueves –casi de madrugada– que alimenta sus arcas y encoge su plantilla. El chileno (25 años), socio preferencial de Laguardia en la defensa, fue uno de los hombres clave en el triunfo de la primera jornada ante el Levante y figuraba entre los intocables de Asier Garitano. Es más, el técnico de Bergara, que persigue el equilibrio a través de los mimbres de la pasada campaña entre los que Maripán resultaba capital, se mostró cristalino a la hora de valorar su marcha. «Era fundamental para nosotros», sentenció.
La salida del chileno se cocinó a fuego lento al inicio del verano, llegó a enfriarse con el arranque de la Liga y estalló como una olla a presión en cuestión de horas. La vertiginosa operación, que dispara los ingresos del club desde su regreso a la máxima competición y culmina su crecimiento, provocó una doble interpretación en el Alavés y su entorno. Por un lado, la oportunidad económica era incuestionable por un futbolista que se veía fuera del club incluso antes de que el mercado abriera sus puertas, y cuyo precio se habría desplomado en solo un año, ya que su contrato expiraba en 2021. La situación, por lo tanto, obligaba a la entidad albiazul a obtener ahora un gran traspaso o a mover ficha con la renovación al alza del jugador. Y, por otro lado, compromete el potencial deportivo en un plazo inmediato, al menos hasta que Laguardia se recupere, llegue un nuevo fichaje o alguno de los jóvenes, como Tachi, se asienten.
En esa segunda vertiente se instala el técnico, sorprendido y contrariado por la marcha de un futbolista al que consideraba esencial y con el que contaba como titular para el choque de mañana frente al Espanyol (17.00 horas) en Mendizorroza. «No esperaba más salidas, sino incorporaciones. Maripán era de los mejores y deportivamente nos puede hacer daño», admitió Garitano, quien aguarda al menos la llegada de un extremo y un mediapunta antes del 2 de septiembre. En la lista de prioridades, sin embargo, se colará ahora la posición de central. «Se abre otra situación y tendremos que incorporar algún jugador más en estos 8-10 días que quedan», subrayó el entrenador.
La venta de Maripán se produjo tras varios intentos frustrados por parte de la Premier y de la Roma, que derivaron en una oferta de 15 millones que el Alavés rechazó. «Somos un club vendedor, pero nuestra inquietud actual viene más por el atractivo de algunos jugadores en el mercado que por una necesidad de vender», subrayó Sergio Fernández el miércoles de la semana pasada. El club, sin embargo, interpretó que a escasos diez días del cierre del periodo de fichajes le resultaría casi imposible alcanzar un traspaso mayor a los 18 millones por un futbolista con una cláusula de 25 millones y que entraría en una situación contractual delicada el próximo verano. La cifra, además, equipara al club con algunos competidores que habían dejado de ser de su misma talla por sus elevados traspasos, como el Levante y el Eibar, entre otros.
Al vestuario albiazul le sorprendió la vertiginosa salida del chileno tanto como a su entrenador. «Es un jugador con una personalidad importante, muy querido y bueno para el grupo. Están fastidiados, como todos. Pero también contentos, porque si ha decidido ir allí es porque tiene una gran oferta», explicó Garitano.
Maripán, que cierra una etapa de dos temporadas con 43 partidos disputados y dos goles anotados, nunca ocultó que su aterrizaje en el Alavés respondía a la búsqueda de un trampolín hacia cotas más altas, como el asentamiento en su selección, logrado con creces, y la disputa de competiciones europeas. «Creo que tengo similitudes con Gerard Piqué», aseguró en su presentación con el Alavés, síntoma de una autoestima casi abrumadora que reprodujo después en su primera entrevista con EL CORREO, en la que reconoció que en sus inicios se fijaba en «Nesta, Cannavaro, Maldini y Lúcio. Por ahí me manejaba...», admitió.
El central, de hecho, puso rumbo a su país antes de que finalizara la pasada Liga para centrarse en la Copa América y declaró durante sus primeros días que jugar en la Premier era «un sueño de niño». Con el mercado inglés cerrado, el defensor, que viajó ayer, optó por el Mónaco, que necesita regenerarse por completo para remendar su prestigio. El club del Principado, pudiente y con figuras destacadas como Cesc Fàbregas, fue decimoséptimo el pasado curso y hoy marcha colista tras las dos primeras jornadas disputadas, saldadas con sendos 3-0 en contra.
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