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El futuro de Luis García sale a escenaLo dijo Ander Guevara, el director de la orquesta albiazul: «El grupo está contento con él. Es el entrenador ideal que podemos tener». Lo dijo Rubén Duarte, el capitán: «Estamos en su barco, en las buenas y en las malas». Lo dijo la afición: « ... Ia, ia, Luis García», clamaba la grada cuando el equipo daba la vuelta de honor tras ganar al Celta. Lo dijo el propio entrenador: «Que estoy a gusto aquí lo he transmitido ya mil veces, además se me ve, pero vamos a conseguir el objetivo, que es lo que me ha transmitido el club, y a partir de ahí el día que me quieran llamar estaré encantado de hablar con ellos».
Ahí está la pelota ahora, en el tejado del club, tras conseguir ante el conjunto celeste una victoria que, a falta del sello oficial que le pongan las matemáticas, conduce al Deportivo Alavés hacia la permanencia. El veredicto popular es muy claro –y sonoro–, la renovación del entrenador madrileño es un anhelo colectivo que la directiva albiazul debe abordar a menos de un mes de que la temporada 2023-24 baje el telón. Por resultados no será, desde luego. Porque la hoja de servicios del técnico está siendo impecable desde que desembarcara en Mendizorroza.
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Primero logró el ascenso que le había encargado el club como exigente y complicado reto. El tercero de su carrera tras los del Levante y el Mallorca. Ahora ha salvado con cinco jornadas de antelación al equipo con el límite salarial más bajo de Primera División. 2,5 millones que Las Palmas, penúltimo, 10 menos que el Getafe, antepenúltimo. «Si le preguntas en verano a toda la Primera División nadie nos habría puesto en esta situación», dijo el propio entrenador antes del duelo ante el celta.
De la mano de Sergio Fernández confeccionó un equipo en el más amplio sentido de la palabra. Quizás algo corto en efectivos –el entrenador echaba de menos en verano un centrocampista más físico y se quedó sin el deseado central en invierno–, pero con piezas versátiles –Tenaglia, Duarte, Sola, Gorosabel, Guridi, Giuliano– que, con el trabajo y la solidaridad como banderas, dieron forma a un bloque competitivo y solvente que ha sabido dar la cara ante cualquier rival.
Con las ideas muy claras y todos a una, como ya hiciera el curso pasado, Luis García se las ha ingeniado para exprimir al máximo el zumo que podía ofrecer su escuadrón. Saltando los obstáculos que le iba poniendo delante la temporada –las lesiones de graves de Giuliano primero y Sedlar después–, dando galones a jugadores que habían perdido protagonismo en Primera –Guevara, Gorosabel, Guridi– y su máxima confianza a debutantes –o casi– como Abqar, Rafa Marín, Antonio Blanco, Samu Omorodion–. Y el valor del grupo.
Porque cuando la sinfonía parecía empezar a desafinar –tres derrotas seguidas que sembraron alguna duda–, el entrenador madrileño supo tocar las teclas adecuadas para que volviera a sonar a lo que ha sido este Alavés durante toda la temporada. Hace menos de un mes habría parecido un ataque de entrenador dejar en el banquillo a jugadores fijos como Ander Guevara, Luis Rioja e incluso Samu Omorodion, aunque el potente delantero melillense sea un verso suelto en los hilvanes colectivos.
Entraban en el once secundarios como Benavídez –cinco partidos titular hasta entonces–, Giuliano –ninguno– y Kike García –diez–. «El equipo necesitaba energía. La que te da Charli (Benavídez), por ejemplo. Más presencia física», argumentó el técnico. Y la respuesta de los tres ha sido sobresaliente, seguramente por encima de lo esperado por los propios protagonistas.
Dos victorias cruciales en sendos grandes partidos (Atlético y Celta), cinco goles a favor y cero en contra. Dos tantos del uruguayo, uno del argentino, asistencia del conquense. Mejor no han podido salir esos cambios que han rearmado al conjunto babazorro.
Con cinco jornadas por disputar, el equipo afronta ahora un final de Liga extrañamente tranquilo con el reto de quedar lo más arriba posible en la tabla mientras el entrenador espera esa llamada que el club pospuso hasta la consecución del objetivo. Luis García ha despertado el interés de otros clubes de Primera –Osasuna tiene su nombre como uno de los posibles sustitutos de Jagoba Arrasate–, pero las palabras del madrileño denotan predisposición a continuar siempre que la oferta, económica y deportiva, esté a la altura de lo que está consiguiendo en el banquillo de Mendizorroza.
Al que le ha dado una estabilidad que no tenía desde hace dos décadas. Es el primer entrenador albiazul que completa dos temporadas desde que lo hiciera Mané, que estuvo entre 199y y 2003.
Luis García Plaza ha dirigido 87 partidos al Deportivo Alavés –es el séptimo entrenador con más partidos en la historia del club–, de los cuales 37 han sido victorias. Una cifra que le coloca en la cuarta posición de triunfos conseguidos con el conjunto babazorro, empatado con Joseíto, por detrás de Mané (113), Txutxi Aranguren (97) y Echezarreta (53). Entre aquellos que han dirigido un mínimo de veinte encuentros el mejor porcentaje de victorias corresponde a Naya (68,2%), Luis Costa (66,7%) y Cholín (60%), claro que ahí influye la categoría en la que competía el equipo. En Primera el mejor promedio es el de Mauricio Pellegrino (36,8%), seguido de Abelardo (36,5%). Luis García está de momento en un 30%.
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