Lo extraño sería fichar pronto

Así que un mes después de la renovación de Luis García Plaza, verano largo por delante y todavía sin movimientos oficiales en el paseo de Cervantes. Ya se sabe lo que puede ocurrir o posiblemente ya está ocurriendo desde hace semanas : jugadores que primero deben desvincularse de sus clubes para recalar en el cuadro vitoriano, acuerdos que no pueden ser oficiales hasta pasado el 30 de junio, ofertas y contraofertas para tratar de pescar en el siempre traicionero océano sudamericano, el ring de boxeo en el que se convierte la pelea por las cesiones...

La extensión del contrato de Luis García Plaza por dos temporadas y su confianza en las posibilidades del nuevo proyecto albiazul es una de las circunstancias que tranquiliza. También la certeza de que el Alavés parte con una base sólida para tratar de añadir piezas a un engranaje que ha funcionado con precisión durante la última campaña. Otra cuestión será cuándo llegarán esas caras nuevas, que volverán a ser bastantes pese a que los esfuerzos de años anteriores han permitido que exista cierta continuidad en el grupo. El mercado determinará después si todos los futbolistas con contrato seguirán bajo la disciplina albiazul. A priori, no se antoja sencillo. Sobre todo en el caso de un Luis Rioja que parece sentir que ha cumplido su ciclo en Vitoria. Abqar y Javi López, otros dos que finalizan su vinculación alavesista en un año, aparecen como temas peliagudos. Dos futbolistas en plena progresión y a los que Luis García Plaza ya ha 'advertido' públicamente que aterrizar en otros clubes y dejar de contar con minutos de forma regular supondría un paso atrás en sus emergentes carreras. Todo esto hay que arreglar también en los próximos meses, al margen de las contrataciones, y no parece ni mucho menos sencillo.

Entretanto, todavía un poco de fútbol en activo conectado con reminiscencias albiazules. Como ese Oviedo que dirige el exalavesista Luis Carrión y que se jugará el domingo ante el Espanyol el ascenso a Primera. Curiosamente, el ahora preparador catalán y entonces jugador del Melilla se convirtió en julio de 2009 en el primer fichaje del Alavés tras el descenso a Segunda B. Para formar aquella defensa junto a Castells, Cuesta y Llorente donde el ahora entrenador del conjunto oventense peleaba por los minutos en la banda derecha de la zaga con el portugués Tiago Mesquita. La temporada se resolvió con un pésimo quinto puesto. Fuera del play off. Y es que conviene a veces sumergirse en el pozo reciente de la historia albiazul para comprobar que el agua turbia ha sido tan frecuente como la de manantial que ahora bebe el club alavesista en Primera.