Alavés

Complicarse es muy sencillo en Primera División

Todavía es primavera (siete puntos de ventaja sobre el descenso a ocho jornadas del final), pero un verano plácido depende de una reacción alavesista en este mes de abril. Por delante, antes del epílogo liguero de mayo, Granada, Atlético y Celta. Al menos una victoria parece imprescindible para evitar problemas de última hora. Hablaba Luis García Plaza de la necesidad de recurrir a «piernas frescas» para tratar de inyectar energía al equipo. Es evidente por lo acontecido durante las treinta primeras jornadas de Liga que el Alavés solo funciona a alto voltaje.

A base de revolucionar el motor para aturdir a los rivales a base de presión, robar el balón en zonas comprometidas y salir hacia el área rival de estampida. No es una fórmula mágica, pero es la que hay para competir ante adversarios normalmente de mayor calidad y a los que, sobre todo, hay que minimizar antes de pensar en otra cosa.Es el sistema utilizado para sumar hasta el momento ocho triunfos, la mayoría de ellos, eso sí, ante oponentes de la zona media-baja. El colectivo por encima de lo individual: la única manera de exprimir unas virtudes limitadas.

Nada de esto va a cambiar cuando se entra en la fase definitiva del campeonato, otra cuestión son los estados de forma de los futbolistas y ese «mover el árbol» al que se refería el entrenador alavesista.No es ningún secreto que jugadores importantes de la plantilla durante esta campaña como Guevara, Rioja, Sola, Guridi o Samu -el organizador y todo el frente de ataque- han atravesado un bache y aspiran a salir de él en estos dos meses finales de competición. El partido ante la Real Sociedad, un encefalograma plano futbolístico para el Alavés, dejó claro que hay que volver a resetear.

No es fácil mantener el nivel cuando solo el 100% es suficiente para competir, cuando cualquier despiste táctico o de concentración resulta letal, cuando un bajón físico afecta al rendimiento, cuando el fondo de armario tiene más prendas de diario que trajes de etiqueta... Habrá que ver en diez días hasta dónde llegan los cambios sugeridos por el preparador albiazul. Si es por piernas frescas, tal vez Benavídez y Giuliano Simeone partan en cabeza.

En cualquier caso, la capacidad para facturar partidos exigentes para los rivales es lo que ha llevado al Alavés hasta el lugar que ahora ocupa. Por cierto, a un diciembre negro le siguió un enero exuberante. Por dejar claro que casi todo es transitorio en el fútbol. Que, por ejemplo, un triunfo en Granada la próxima semana unido a una derrota del Cádiz ante el Barcelona dejaría casi todo atado a falta de siete partidos. Que después de sumar más de un punto por partido y rozar gracias a su fiabilidad ese promedio de 40 que garantiza la salvación, ¿por qué va a cambiar todo ahora?