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Guridi y diez más. Es la apuesta prácticamente segura en cualquier alineación del Alavés de las dos últimas temporadas. Junto a Sivera, Gorosabel, Guevara y ... Luis Rioja, el centrocampista de Azpeitia forma parte de los titularísimos de Luis García Plaza. Pese a su endémica falta de gol en una posición que normalmente exige un futbolista con acierto realizador, los aspirantes a su trono parecen lejos de derrocarlo. Ni Giuliano mientras trata de alcanzar su mejor forma física tras su grave lesión ni Hagi debido a su inconsistencia parecen cuestionar por ahora la preeminencia del guipuzcoano.
El argentino y el rumano eran y son, a priori, los aspirantes naturales a pelear por ocupar un lugar en la mediapunta albiazul. Y es que no se antoja probable que el preparador alavesista opte por la inédita fórmula de incluir dos '9' en el once (Kike García y Samu), pese a que ahora Panichelli garantiza un recambio de ariete que antes no existía. Tampoco que algún escarceo copero con Abde en esa zona del campo vaya a trasladarse a la liga.
Jon Guridi es y con toda probabilidad seguirá siendo titular por mucho tiempo en las alineaciones del Alavés. Otra cuestión será en qué posición del campo. Porque quizás la gran curiosidad sobre su todavía incipiente etapa vitoriana sea que se haya estabilizado como mediapunta. Después de una época anterior en el Mirandés donde destacó por su capacidad como centrocampista puro. Ese 'box to box' (de área a área) al que se refieren los ingleses para definir a jugadores físicamente poderosos que lo mismo rebañan balones junto a su portería que llegan al galope hasta el campo adversario.
No por nada, de hecho, los portales especializados hablan de que en su trayectoria futbolística su posición más habitual ha sido la de mediocentro. La de mediapunta, por tanto, un puesto secundario. No fue tampoco casualidad su sobresaliente actuación en el partido del ascenso a Primera división ante el Levante. Cuando ante las ausencias de Antonio Blanco y Salva Sevilla formó dúo en el eje del equipo con Benavídez en el Ciutat de Valencia. Ahora, ya en la máxima categoría, la presencia en el equipo de Blanco y Guevara -garantía también en esa zona ancha del campo- mantiene a Guridi en un puesto más avanzado. Posiblemente, por una cuestión de configuración de plantilla. Ese echar un vistazo al vestuario y sentir que más allá de la demarcación que ocupe sobre el terreno de juego, las cualidades del guipuzcoano sobran para ser titular.
Incluso bajo esos plomizos números que hablan de que todavía no ha conseguido estrenarse con el gol esta campaña. De que solo ha anotado uno en más de sesenta partidos con la camiseta albiazul. De esa 'maldición' que parece perseguirle en los metros finales. La que le llevó a topar la pasada semana con el palo ante el Villarreal después de una notable maniobra en el área. La que el pasado ejercicio provocó que el VAR anulase por milímetros alguno de sus tantos. «Este año estoy más tranquilo; en la temporada pasada me comía más la cabeza. Creo que le daba más vueltas al tema y eso no servía para nada. Sigo trabajando para marcar», explicaba el futbolista tras el choque ante el conjunto amarillo. Nadie lo duda. En su haber un trabajo honesto y un desgaste brutal que funciona como pegamento para el equipo. Por mucho tiempo, Guridi y diez más.
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